al pairo
Un recambio difícil
Es lo que tiene el poder que, como decía el conspicuo Andreotti, desgasta a quien no lo tiene. Por eso cada cuatro años, aunque no siempre en el mismo orden, en España los políticos gastan un montón de energía para lograr no desgastarse haciendo oposición en los cuatro siguientes. Y resulta conmovedor, casi tierno, lo mucho que se acuerdan, en fechas como las que viviremos próximamente, de los ciudadanos, de sus problemas, de sus inquietudes, de sus necesidades y, sobre todo, de convertir como por arte de birlibirloque el malestar general en bienestar particular.
En Castilla y León, donde la novedad suele ser que no hay novedades, no se prevé ningún cataclismo a gran escala. Las razones básicas son dos: que los castellano y leoneses somos poco dados al cambio radical, y que Herrera es un castellano y leonés paradigmático: serio, austero, honrado, con un aspecto machadianamente bueno y, en general, poco dado a echar las patas por alto. Y esta panoplia en Castilla y León es patente de corso. Pero quizá por eso mismo resulte tan difícil encontrarle recambio. Porque cuando un electorado ha demostrado ya varias veces qué tipo de líder prefiere para que pastoree la grey, encontrar un pastor sustituto a la altura no siempre es fácil. La oposición lo intenta renovando bastante el parque automovilístico, cosa que en el caso popular está aún por ver. Pero el electorado es claro en este sentido, aunque siga apostando por el mismo entrenador, ya hay ganas de ver la plantilla renovada.
Porque como bien saben los presidentes de los grandes equipos de fútbol, la afición necesita ver caras nuevas de vez cuando (fíjense que hasta Messi y Cristiano empiezan a aburrir al personal). Así que, renovarse o morir. Y si de paso se limpian las cañerías del estadio, pues miel sobre hojuelas.