al pairo
Tele...barbarie
Hace unos años, en la televisión finlandesa triunfaba un programa en el que los concursantes tenían que demostrar su saber y su pericia en disciplinas como música, literatura, ciencias, historia, cine , etc. Alguien podría decir que en España tenemos al incombustible Jordi Hurtado y su «Saber y ganar», un espacio cultural que ha batido todos los récords de programación en antena. Sin embargo, la diferencia está en que aquí un programa como éste sólo tiene cabida en un canal minoritario como La 2 , y en horario de sobremesa, mientras que en Finlandia aquel programa se emitía en «prime time» y por la cadena de mayor audiencia del país. No sé si ser finés es mejor que ser español -lo dudo mucho-, pero desde luego la tele y los telespectadores vikingos son mejores en ese sentido que los de carpetovetónica estirpe.
Y la prueba de que nuestra televisión ha degenerado hasta niveles alarmantes es el tipo de espacios que se anuncian precisamente para esas horas de máxima audiencia. Si hace unos meses era uno en el que los concursantes tenían que vivir como nuestros primeros padres, Adán y Eva, ahora lo que se pretende es que un gachó y una gachí pasen por el altar sin siquiera conocerse. Es verdad que la institución del matrimonio está muy de capa caída y que, como decía la canción, hay gente que va al casamiento como quien va al trabajo, pero por muy bajo que esté el listón, banalizar hasta ese punto algo por lo que la gente ama, odia, disfruta, pena, sacrifica, vive y muere, puede darnos la medida del grado de «barbarización» al que estamos llegando. A lo largo de la historia casi siempre los bárbaros han venido del norte. En nuestros días, los bárbaros están muy cerca, aquí mismo, entre nosotros, somos nosotros. El culto sur de Europa.