Sólo urgencias urgentes

Qué bonita es la nieve a lo lejos! Si hubiera nevado aquí, ya nos habríamos cansado de ella. Media región vestida de blanco hasta las cejas y en Valladolid, a ratos llueve, graniza o cae un copo perdido que iba en otra dirección. Un quiero y no puedo. En León, tal es la situación que ni los trenes se atreven a partir hacia Asturias. Don Pelayo medio aislado en esta ola de frío. ¡Qué esperen a la primavera los moros del EI!

Con el frío álgido de estas jornadas atrás, entre las bajas temperaturas y las caídas por el hielo, siempre el hielo, desfilan por las urgencias médicas gripes, caderas rotas o bronquitis venidas a más -con ínfulas- que acabaron en neumonía. Y como no podía ser de otra manera, a los políticos les da por buscar culpables. No de las nevadas o las enfermedades, no está tan mal el patio todavía; sobre si «hay problemas» o existe un «colapso» en urgencias que dicen en la bancada de enfrente. Al final para ser político, mejor ser escritor. Se verá algún día quien se acabe ausentando del hemiciclo, como Pla o Delibes se levantaban de la silla para liarse un cigarro y despejar la mente en busca del adjetivo preciso con que seguir la narración. Aquí se trata de encontrar el término preciso para atizar al de enfrente ante los medios de comunicación. Unos dramatizan y los otros, los otros a lo suyo, que es sencillo criticar cuando no se gobierna.

Hay alarma por si se ha producido congestión en las urgencias de los hospitales y a nadie le importa, por ejemplo, si andan saturadas las redacciones de los medios de comunicación durante todo el año o Cáritas no da más de sí. No son tiempos de holgura para nada… Y como uno se ponga enfermo y encima quiera informarse de las noticias en el hospital, mal asunto.