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Atrapados bajo el yugo de la nieve

Aguilar de Campoo todavía vive en un estado casi de excepción las consecuencias del fuerte temporal que han sepultado el municipio durante tres días

Atrapados bajo el yugo de la nieve ical

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Tres días después de que irrumpiese el temporal de nieve y frío, la localidad palentina de Aguilar de Campoo sigue inmersa en un estado casi de excepción. Nada más acceder por el polígono industrial, un coche de la policía militar advierte de que todavía la zona está bajo el nivel 1 de gravedad del Plan Territorial de Protección Civil de Castilla y León (Plancal).

Los dos militares que ocupan en vehículo explican que llevan a cabo tareas de observación, mientras que sus compañeros, otros 66 efectivos, trabajan en limpiar la A-67 para hacerla transitable lo antes posible y asistir a los habitantes de las zonas más problemáticas.

Un patrulla de la Guardia Civil informa a los camioneros que llegan de la prohibición de circular por esta vía en sentido Santander y les desvían hasta el polígono industrial. Allí, atrapados por la nieve acumulada durante tres días de incesantes precipitaciones y persistente ventisca todavía se cuentan unos 25 camiones embolsados que esperan el momento de reiniciar viaje. Muchos de los transportistas retenidos confirman haber aceptado la propuesta de la Guardia Civil de dirigirse hacia el sur, dirección Palencia, ahora que el tramo entre Aguilar y Osorno ha sido abierto a la circulación de vehículos pesados.

Pala en mano, Javier Juarros trabaja en quitar las paredes de medio metro de nieve formadas alrededor de su camión que le impiden moverlo. Lleva desde el miércoles a las 8 de la mañana parado. Mata el tiempo con autodefinidos y escuchando la radio al calor de la cabina de su vehículo.

«Ni un termo de café»

Se queja de la falta de atención que han recibido: «Ni un termo de café nos han traído», dice mientras relata las dificultades que ha tenido que sufrir para pode ir a comer algo a la cafetería, al otro lado del polígono.

«Un día está bien, el segundo vale, pero ya tres días, aquí aislados, sin poder movernos y totalmente desatendidos no es normal», grita desde la ventanilla de su camión aparcado a media docena de metros de otro transportista retenido desde el martes.

Al fondo, un tractor con un cincha tira de un vehículo pesado para sacarlo de su semientierro de nieve. Lleva día y medio limpiando el polígono y ayudando a los camiones a salir su involuntario cautiverio.

La presencia de la Guardia Civil en el Polígono es permanente. Los agentes patrullan e informan a los camioneros de la situación. Imposible seguir camino a Santander, les reiteran que la única opción viable que les plantean es volver dirección Palencia.

Javier Juarros dice que ha decidido intentar alcanzar Santander a través de Burgos, porque ya no tiene sentido seguir en Aguilar: «El que no se vaya hoy no podrá hacerlo durante todo el fin de semana», vaticina.

En moto de nieve

En el pueblo, la Guardia Civil se desplaza en una moto de nieve y los operarios municipales usan pequeñas máquinas quitanieves para despejar de forma infructuosa las calles o se valen de palas para allanar el camino de los coches aparcados. Los niños no usan bicicletas, sino que se mueven en trineos y la gente equipada con fuertes botas camina con paso lento y por el medio de la blancas vías, porque las aceras se han convertido en bloques de nieve de más de medio metro de altura imposibles de alcanzar.

Los cuatro miembros que integran la patrulla de logística de la Agencia de Protección Civil que llevan desde el martes en la localidad recogen los termos de caldo y café que acaban de ofrecer a las personas que todavía permanecen acogidas en el colegio San Gregorio.

Dentro del vehículo se puede ver parte del material de albergue que ha servido para atender a las más de 100 personas que tuvieron que pasar noche en tres centros educativos de la villa el martes ante el cierre de la autovía.

Ahora, solo quedan seis. Dos de ellos, el matrimonio Val y Goynn Roberts, están en un aula del colegio acompañados por voluntarios de Cruz Roja y un profesor de inglés del centro que les hace de intérprete.

17 horas atrapados en la nieve

«Estuvimos 17 horas atrapados en el coche y aunque cueste reconocerlo, pasamos mucho miedo», confiesa Val Roberts. Procedentes del norte de Gales, alcanzaron la Península Ibérica en un ferry en Santander y su destino era la templada y soleada Marbella.

«Poco a poco veíamos como la nieve iba cubriendo el coche y la Guardia Civil solo pasaba para despejarnos los cristales. Teníamos el depósito medio lleno de gasolina y para pasar el menor frío posible y gastar poco, arrancábamos para poner la calefacción cinco minutos cada hora», describe Val. «Hubo un momento en el que la Guardia Civil desapareció y nos asustamos muchísimo. Al cabo de un rato descubrimos que se habían trasladado al otro carril donde las máquinas quitanieves empezaban a trabajar».

El matrimonio Roberts se deshace en halagos por la actuación de la Benemérita. «Cuando por fin vinieron a por nosotros, me sacaron en volandas, por lo que ni siquiera puse un pie en la nieve», agradece Val.

También buenas palabras por el trato recibido en Aguilar, donde les han dado todo lo que han pedido. «Cargadores, red wi-fi y hasta compañía de los alumnos del centro con los que hemos charlado», apunta Goynn.

El matrimonio británico está a la espera de que la Guardia Civil localice su coche entre los que quedaron atrapados en la nieve en el puerto de Pozazal para poder retomar un viaje, que dicen, está constituyendo toda una aventura.

En la calle, el protagonismo de la vida del pueblo la sigue teniendo en exclusividad la nieve, que en vez de dar una tregua reaparece cayendo de forma intensa y copiosa.

Atrapados bajo el yugo de la nieve

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