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Grande-Marlaska duda de la pena perpetua revisable «cuando se puede condenar a 40 años sin revisión»
El presidente de la Sala lo Penal de la Audiencia Nacional recuerda que la función de la cárcel es «resocializadora»
El presidente de la Sala lo Penal de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska, cuestionó este miércoles el «para qué» la pena perpetua revisable cuando existe la posibilidad de «condenar a una pena de 40 años sin revisión».
Grande-Marlaska se hizo esta pregunta en una conferencia coloquio sobre la corrupción al ser cuestionado sobre el pacto antiterrorista y, en concreto, sobre la cadena perpetua revisable.
Ha recordado que en España «tenemos» penas de hasta 40 años de prisión sin posibilidad de revisión y ha señalado que no se trata de «meter en la cárcel, cerrar y decir de que aquí no sales» porque la Constitución reconoce la función «resocializadora» de las penas, informa Efe.
Grande-Marlaska ha defendido que las penas lo que deben garantizar es la resocialización de las personas» y se puede dar por cumplidas las penas cuando el penado «asume la responsabilidad, indemniza a la víctima y asume actitudes sociales».
En su conferencia sobre la ética judicial como herramienta contra la corrupción, el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha reclamado para esta instancia unidades especializadas que apoyen directamente al juez en su investigación de los casos de corrupción.
Grande-Marlaska, quien sin embargo ha reconocido que la Justicia cada vez cuenta con más medios, ha criticado que cuando se investiga un caso de corrupción los jueces tengan que reclamar técnicos y peritos de otros organismos públicos, generalmente de la Agencia Tributaria o la Intervención General del Estado.
El magistrado Grande-Marlaska ha advertido que la Justicia «no es la panacea» en la lucha contra la corrupción que se tiene que «complementar con la prevención y con la educación en valores sociales».
Se ha mostrado conforme con la importancia de educar desde niños a «ser honrados» y ha resaltado la necesidad de que para luchar contra la corrupción de fomente «la cultura del esfuerzo».
Ha reconocido que en la lucha contra la corrupción cada vez es mayor la cooperación internacional, aunque aún persisten «paraísos fiscales» en los que los extranjeros pagan impuestos bajos e incluso no pagan.