Caligrafía
Lo importante no es con qué se escribe
Docentes y expertos de la Comunidad consideran secundario el tipo de letra o el medio con que se aprende la escritura
Finlandia es el espejo donde España se mira en cuanto a resultados educativos. Por eso, el revuelo suscitado por la medida de las autoridades finlandesas de dejar como no obligatoria la enseñanza de la caligrafía con letra cursiva y potenciar la de la letra de imprenta (no seguida) y de la escritura en el teclado ha generado dudas sobre cuál es el modo más adecuado para que los niños reciban esas enseñanzas.
En Castilla y León, docentes y expertos consultados por ABC minimizan la polémica y relativizan el debate, incidiendo en que «lo importante es cómo dar sentido real a lo que se hace», en este caso escribir, y «que el niño aprenda que lo que escribe tiene significado y una función real», sostiene José Lino Barrio Valencia, profesor del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Facultad de Educación y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid, que añade que «el problema de escribir a mano, con teclado, etc., es menor».
Para este profesor universitario, «lo más novedoso» de la medida que introduce Finlandia es el uso de la mecanografía, ya que la enseñanza de la escritura que se potenciará es la del teclado qwerty y dado que las tecnologías de información y la comunicación, TIC, son ya de uso habitual. Así, para Barrio Valencia, «la argumentación es la misma que se observa en la evolución de la escritura, que ha ido cambiando según los instrumentos que se han ido usando» y, puesto que «el ordenador hoy está en todas partes, parece útil enseñar el uso del teclado a los niños».
Desde su perspectiva, considera que «la razón de utilidad» de enseñar a escribir en un teclado «es cierta y sí tiene unas virtualidades importantes», como es que «hace más palpables los procesos de escritura en el niño porque el profesor ve qué intentos hace para buscar en el teclado» y puede corregirle, además de que «antes de escribir tiene que reconocer la letra, cosa que no sucede en la escritura a mano, salvo que tenga un modelo enfrente». Otra ventaja es que «es más fácil identificar lo que escribe porque la letra es más clara» que en el caso de la escritura a mano, y que «facilita el trabajo en grupo y la legibilidad del texto», algo importante porque la finalidad de todo escrito es la de ser leído y comprendido.
Sí que la letra cursiva permite una escritura más rápida al no tener que levantar el bolígrafo del papel, pero para Barrio Valencia, el resultado final «va a ser el mismo que hoy en día cuando yo corrijo textos de mis alumnos y tengo que descifrar mil tipos de letra distintos».
Además, y frente a quien defiende la escritura manual como un instrumento insustituible para que el niño desarrolle la psicomotricidad fina, este profesor, como los restantes consultados, sostiene que «en Finlandia parece que no se olvida la escritura a mano», además de que la educación del trazo también se hace mediante otras actividades» como el dibujo.
Lo relevante, a su juicio, es que la enseñanza de la lectoescritura es «importantísima porque sigue siendo el germen de la institución de la escuela y de la enseñanza de la lengua» y que «se escribe con la cabeza siempre y eso con teclado, con lápiz o con cincel».
Quien alude también a la preeminencia del proceso de simbolización frente al tipo de letra que se use, es Bartolomé Rubia Avi, profesor del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Educación y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid, cuando responde al argumento de quienes sostienen que escribir a mano supone realizar un proceso mental más complejo que el de la escritura en un teclado: «Eso no solo no es real sino que el proceso de abstracción de ideas es un proceso de simbolización, y luego hay una parte mecánica». «Cuando un niño nace, aprende después a decir mamá, papá... y va fijando en su mente esos conceptos; después comienza a desarrollar la lectoescritura, que sólo se produce a partir de los 6-7 años, cuando ya ha pasado todos los procesos de maduración y desarrollo», afirma. Recordando al teórico Piaget, comenta que «es entonces cuando una persona es capaz de pensar cosas concretas y ahí es cuando se desarrolla la grafía, que es un proceso visio-manual» con el que se empiezan a trasladar a un papel las ideas y conceptos.
Como Barrio Valencia, este profesor sostiene que la clave está en el uso de distintos medios para la escritura: «Ahora, los procesos de simbolización los hacemos como siempre, pero tenemos otros instrumentos para escribir» y recuerda también el uso de la mecanografía «desde hace cincuenta años», conviviendo con la escritura a mano. Por ello, dice tener en cuenta la omnipresencia de las tecnologías en nuestra vida diaria y que en su clase de la asignatura de «Tecnología de la información y la comunicación aplicada a la educación» tiene «a gente que toma notas a mano y otros que lo hacen en una tableta».
Para este profesor, investigador del «Grupo de Sistemas Inteligentes y Cooperativos / Educación, Medios, Informática y Cultura» de la UVA, en el que hay científicos de la ETS de Ingenieros de Telecomunicación de Valladolid y de la Facultad de Educación, «la importancia de la grafía es relativa» y considera que hay sectores de la escuela que «se resisten mucho al cambio» y que «tradicionalmente, se ha dado mucha importancia a tener buena letra y eso está muy relacionado con las necesidades que uno tiene», ya que «tener buena grafía antes era tener una buena comunicación, pero yo ahora no escribo nada para nadie que no pase por un ordenador».
El catedrático en Ingeniería Telemática de la UVA y director del citado grupo, Yannis Dimitriadis, estudió hace veinte años estas cuestiones cuando realizó su tesis doctoral e investigó sobre cómo crear un sistema de interacción con el ordenador a través de la escritura manuscrita, sobre todo de cara a editar ecuaciones matemáticas. Esa aproximación se abandonó porque el sistema de reconocimiento automático era difícil y finalmente, los derroteros de la tecnología discurrieron hasta llegar a lo que hoy conocemos: el teclado y las pantallas táctiles. En ese sentido, Dimitriadis asegura que «el uso del teclado se ha extendido muchísimo y supongo que la idea de Finlandia es: como vamos a usar cada vez más ordenadores, ¿por qué no les enseñamos a los niños el proceso de leer y escribir a través del teclado? Si es mejor o peor que escribir manualmente para el aprendizaje, no lo tengo claro».
Previsiones de futuro
Griego de nacimiento, este catedrático recuerda que en Grecia se enseña la caligrafía con letra de imprenta y no la cursiva. «El argumento principal es que con la cursiva, la escritura es más rápida, pero el reconocimiento es más difícil», afirma, para añadir que «no siempre nos comunicamos mediante el ordenador y seguirá siendo necesario escribir a mano, pero con los conocimientos que hoy tenemos y las previsiones existentes, lo más normal es que los niños usen el teclado en la vida adulta».
Esos adultos del futuro son los escolares del CEIP Antonio García Quintana de Valladolid, centro integrado que escolariza también a niños con necesidades educativas especiales. Allí, su director, Javier Merino explica desde su experiencia docente que lo importante no es tanto la caligrafía, «aunque los niños tienen que tener una buena expresión gráfica, como adaptar el aprendizaje de la escritura a la madurez de cada uno», preferiblemente a partir de Primaria, debido a que «son como botellas de champán y cada uno descorcha a su tiempo; no todos aprenden al mismo ritmo» y que «es secundario el tipo de letra usado». Para la maestra Paqui Moreno, teclado y escritura manual «son complementarios» y «no hay que cerrarse a nuevas fórmulas», además de que «las TIC son muy motivantes para el niño».
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