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Del aula a la empresa
Dos alumnas de la UVA, premiadas en el Mejor Franquiciado del Mundo 2014 en Florencia
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No han finalizado aún sus estudios universitarios, pero Verónica y Carolina Antón Quijada ya saben de las dificultades y el reto que entraña crear una empresa, así como la satisfacción de ser premiadas por ello. Estas hermanas estudiantes de la Universidad de Valladolid han recibido el quinto premio del certamen «Best Franchisee of the World 2014» (Mejor Franquiciado del Mundo 2014) que se celebró el pasado mes de diciembre en Florencia (Italia).
Verónica estudia Ingeniería Industrial y Carolina Arquitectura y hace tres años, en 2011, decidieron subirse al tren del emprendimiento y sumarse con una franquicia a Interdomicilio, que ofrece un amplio abanico de servicios en el hogar: desde el cuidado de niños, ancianos y personas dependientes, a tareas de limpieza, fisioterapia o reformas en el domicilio.
Desconocen las razones exactas por las que se les ha concedido el premio, pero «sospechan» que algo ha tenido que ver el hecho de ser «jóvenes, estudiantes, mujeres y el momento delicado en que abrimos, especialmente en España, en plena crisis, y haber sobrevivido y seguido adelante», comenta Verónica Antón.
Esta extremeña del pequeño pueblo de Aceituna (cercano a Plasencia), comenta que los comienzos fueron duros y tuvieron que contar con la ayuda económica de sus padres. De hecho, la empresa ha sido una oportunidad de autoempleo familiar porque su padre, empresario de la construcción, fue uno de sus financiadores y ahora reside con ellas en Valladolid y trabaja en la empresa con sus hijas.
Buena idea
Verónica comenta que la experiencia «ha sido buena» y que la idea surgió porque era una empresa que les permitía compaginar más fácilmente estudios y actividad empresarial. Hoy se sienten muy satisfechas de haber recibido el galardón, entregado en el Palacio Borghese de Florencia, «porque nos ha subido la moral y es una recompensa importante», aunque no lleve aparejado un premio económico, sobre todo después de los duros inicios y de haber sabido no sucumbir a los pensamientos que siempre asaltan con su martilleante «quién me mandará a mí meterme en esto», como reconoce Verónica.
Pero hoy ya disponen de un pequeño sueldo propio, tienen clientes estables y dan trabajo a 14 personas, más los colaboradores autónomos con los que contratan los servicios sus clientes.
Cuando iniciaron su actividad empresarial Verónica contaba con 22 años y su hermana con 24. Hoy, están finalizando sus estudios y Verónica acaba de iniciar unas prácticas de seis meses en Renault por las mañanas, lo que le permite dedicar tiempo a la empresa por la tarde, y los fines de semana, como ha hecho en estos tres años, a sus estudios, «lo que no te deja mucha vida social», comenta divertida.
Aún así, a pesar de las dificultades, de no haber contado con más ayuda que las de sus padres, piensa que merece la pena, ya que también aprovechó los conocimientos relacionados con el mundo empresarial que ha recibido en su Ingeniería.