el callejón del gato
En la Villa y Corte
En los cuarteles generales de los dos partidos mayoritarios, por ahora, no enseñan ni sus encuestas, ni sus análisis, pero sí cuentan sus pálpitos. En Génova, dicen, si Herrera se presenta, se salvan los muebles en Castilla y León, aunque no los alcaldes de todas las capitales, y garantizaría unos mejores resultados en las generales. Se espera de su lealtad. Les preocupa, por el contrario, el fuego cruzado amigo, no porque trascienda a los electores y modifique intenciones de voto, sino por la desmotivación que produce en los alcaldes de pueblos y los «hombres de partido dedicados a sacar el voto oculto del granero»; en Castilla y León no se necesita ganar voto por el centro, sino mediante la motivación de los desmovilizados.
Los socialistas quieren salvar sus muebles y lo fían, de momento, a los apoyos explícitos de Sánchez (¿ayuda o estorba?) a Tudanca, y en la escasa implantación de Podemos. En la región, no lo ven claro y la maniobra del siempre astuto y ambicioso Julio López lo ha puesto en evidencia: retirada a los cuarteles universitarios a la espera del descontento por la levedad del ser que ocupa la secretaría, del que muchos piensan que no resiste un envite, ni sabe por dónde le da el aire. Al PSCL, le beneficia la paradoja de una IU en trance de ser fagocitada por otra izquierda y sumida en el caos del debate con las muchas siglas y formaciones acabadas en «emos», a donde algunos cargos electos se agarran como náufragos, como el concejal Saravia. Todo mientras González calla indeciso y atenazado por la disciplina a Cayo Lara. Entre tanto en Podemos, la Comunidad no les interesa y si sale la candidatura del veterano y saltimbanqui político Alfonso Blanco no tienen un pase.