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Tudanca se alía con proetarras y nacionalistas para cerrar Garoña
La Junta le insta a explicar a las familias de los mil trabajadores su petición de clausura
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Su marcha del Congreso de los Diputados no ha sido discreta y después de su última intervención, el secretario de los socialistas de Castilla y León, Luis Tudanca, ha abandonado el barco dejando un último recado para al Gobierno. El mensaje: «No a la reapertura de Garoña», una petición para la cual ha capitaneado una iniciativa colectiva de la oposición que concentra a varias formaciones políticas minoritarias y nacionalistas. Con ellas convive su rúbrica en un pacto que busca promover en la Cámara la sentencia de la central nuclear burgalesa.
«Es muy significativo que todos los grupos o una gran mayoría establezcamos un consenso», dijo ayer Tudanca. En concreto, Equo, Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), la izquierda Plural, Compromis, Coalición Canaria, Amaiur, BNG y Geroa Bai son la porción del pastel parlamentario que, bajo la batuta del PSOE, ha suscrito un pacto que «nos compromete a todos», prosiguió el líder del PSCL, «a no permitir la reapertura» de la central». Una planta que cuenta en su plantilla con un millar de trabajadores, para quienes reclama medidas que permitan un «desarrollo económico alternativo más sostenible».
Tudanca abogó por que el consenso marque el «modelo energético en este país». Una estrategia que, a su juicio, «debe caminar hacia un modelo de transición en el que vayamos prescindiendo progresivamente de las centrales nucleares, principalmente de Garoña, la más antigua». «Lleva ya parada dos años», y manteniendo en el aire una posible reapertura dependiendo de las medidas fiscales del Gobierno. Este tiempo de inactividad, aseguró, «no ha supuesto ningún handicap para el abastecimiento».
Por su parte, el portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, incidió ayer en que la postura del Gobierno regional sobre Garoña sigue siendo que «mientras» la central «sea segura, tiene que seguir funcionando» tanto por su importancia para cubrir el «déficit energético» que tiene España como por las «más de mil familias que dependen de ella».
En este sentido, el también consejero de la Presidencia pidió a Tudanca que «explique» a quienes tienen su vida laboral vinculada a Garoña «por qué quiere cerrar» la central. «Por un capricho político, por un capricho ideológico», subrayó De Santiago-Juárez, quien recordó que el fin de la actividad de la nuclear se debió al «capricho político» del ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero.