PSCL, turbulencias

Las aguas bajan revueltas y con abundantes remolinos en el PSCL: Burgos, Segovia, Palencia han vuelto a mover la silla a Tudanca, pero lo por es el rum-rum interno, el de los veteranos y pasados de edad, porque ya han cumplido los 35, que no se cortan y dicen sin miramientos que este secretario no aguanta un asalto. Sánchez y Luena apostaron muy fuerte por un hombre de perfil bajo, que no les iba a causar problemas, ni hacer sombra, sin tener en cuenta el escaso bagaje político y el desconocimiento de la región, que ha exhibido a las primeras de cambio. Mientras actores secundarios, aunque políticos bregados y conocedores de Castilla y León (Óscar Sánchez y Ramos), le hacen el programa sobre el que enhebrar los discursos, Tudanca se afana en darse a conocer, entre la militancia y los castellanos y leoneses, y en realizar declaraciones a los medios que expresan más un ingenuo voluntarismo que percepción de la realidad con alternativas contundentes. Los desplazados del PSCL piensan, y no se recatan en decirlo, que debería moverse menos y estudiar más, y trabajar con menos «pico y más pala».

Cumple directrices de Madrid y nadie osa aconsejarle en tres temas de interés: que deje de alardear y presumir del corte generacional que se ha producido en el PSCL, pues los veteranos no sumarán, pero le colocarán todos los palos en las ruedas, como ha sucedido y, acaso, no por última vez; que no recurra a tildar al PP regional y a la Junta de corruptos, porque los ciudadanos no perciben que en Castilla y León exista una corrupción generalizada y esos exabruptos alejan al candidato del futuro votante moderado, que es el perfil de la región; y que no se encastille en la política de la negación, porque aquí se valora lo constructivo.