Hemicisco para Canto Benito

Siempre he sido de los que piensan que la relación periodista-político tiene que tener unos límites muy bien marcados. Así lo concibo y así he procurado aplicarlo en casi todos los casos. Pero con Canto Benito (procuradora del PP en las Cortes desde 2003) no pude cumplirlo y crucé esa barrera. Una divertida anécdota en forma de piropo propició nuestro primer encuentro en los angostos pasillos del Castillo de Fuensaldaña, antigua sede del Parlamento autonómico. Desde ese día, mirar hacia el hemiciclo y verla a ella sentada en su escaño hacía que las tediosas sesiones parlamentarias fueran mucho más llevaderas. Divertida, arrolladora, elegante, sin pelos en la lengua y libre, muy libre. Seguramente no pasará a la historia por ser una gran parlamentaria; seguro que su nombre nunca sonó para un cargo relevante dentro de su partido; y tampoco los periodistas barajamos nunca darle ese premio Hemicisco que tanto ansiaba -«aunque sólo sea por lo mona que voy siempre, pero deberíais dármelo», me solía decir en las vísperas de este galardón-.

Pero Canto, al menos para mí, será siempre una de las mejores personas que he conocido en este retorcido mundo de la política. Tan sólo unos días antes de su muerte, postrada en la cama del hospital aún se preguntaba, mirando una fotografía de su última toma de posesión, si volvería a ir en la lista del PP de Soria a las Cortes. Su vitalidad le hacía pensar en futuro, en un largo futuro siempre junto a su enamorado Sergio. Un cáncer se la ha llevado y nos ha dejado un gran vacío. Sin embargo, estoy seguro de que a todos los que la queríamos, pero también a los que sólo la conocían, su recuerdo siempre nos hará esbozar una sonrisa. Crucé la barrera entre políticos y periodistas. No sé si alguna vez lo volveré a hacer, pero siempre me sentiré muy orgulloso de haberlo hecho.