fútbol
El Valladolid pone juego pero sigue con su sequía goleadora
Con el 0-0 la eliminatoria de Copa ante el Elche se decidirá en tierras ilicitanas
En el fútbol hay varias máximas que se tienen que cumplir para ganar un partido. Mostrar solidez defensiva, ser agresivo en el campo, controlar el ritmo de juego y, sobre todo, anotar goles. De ellas, el Real Valladolid ayer cumplió todas salvo la más importante, la última. Y es que los pucelanos, una vez más, pagaron su falta de gol y tuvieron que conformarse con el 0-0 inicial en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey jugado ante el Elche.
Un encuentro que, pese a no ser un dispendio de buen fútbol y divertimento, sí demostró que solo hubo un equipo que mereció el triunfo: el Real Valladolid. Porque pese a que su rival fue un equipo de Primera división, en el campo fueron los blanquivioleta quienes mandaron durante los 90 minutos.
Porque desde el inicio del partido, los pupilos de «Rubi» salieron con la intención de lograr la victoria y fueron quienes pusieron el juego y las ocasiones. Eso sí, una vez más, la falta de puntería en los últimos metros, unida a la gran actuación del portero visitante, impidieron que anotaran ningún gol.
Los castellanos lo intentaron por las bandas, al contragolpe, en jugadas de elaboración… No cejaron nunca en su empeño de hacerse con el triunfo que les permitiera, al menos de momento, olvidar los dos traspiés sufridos en Liga ante Las Palmas y Leganes. Pero no hubo manera.
El gol parece ya una obsesión que afecta a todo el plantel. Incluso a los jugadores del filial -Carmona, Jorge Hernández y Guille Andrés que ayer jugaron el once titular y tuvieron ocasiones de gol no transformadas- que también se unieron al festival de opciones no concretadas.
Una epidemia que empieza a preocupar en el seno blanquivioleta, aunque no tanto si el problema fuera el de no generar opciones. ¿Y qué receta hay para evitar que la enfermedad sea cada vez más grave? Sin duda la respuesta puede tener distintas variantes en función de a quien se pregunte.
¿Y el Elche? Pues ni estuvo ni se le esperó. Porque los levantinos, penúltimos de la calsificación en su categoría, fueron incapaces ni siquiera de acercarse a la portería que ayer defendió el venezolano Dani Hernández. Con un ritmo soso, sin capacidad de trenzar juego y con una apatía deslumbrante, se limitaron a ver como su rival fallaba su s ocasiones y dejaron que el partido finalizara con el resultado inicial para decidir la eliminatoria en su campo.