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Sintonía entre lenguajes plásticos

«Esculturas con dibujos» propone en la sala de la Pasión de Valladolid un diálogo entre géneros a través de la obra de los grandes del arte contemporáneo español

Sintonía entre lenguajes plásticos f.heras

m.burón

La pintura tiene un espacio limitado; refleja un aspecto del mundo muy concreto y hay otros espacios que se explican desde otros lenguajes». La frase de Antonio López acompaña a dos obras suyas que sirven de ejemplo a esa búsqueda de distintos cauces de expresión para el arte. «Calabazas», un detallado dibujo a lápiz sobre papel, y «La fresquera», un cuadro-escultura en bronce del que ha firmado otra versión pictórica muy similar, hablan sobre la relación complementaria entre géneros artísticos. A su lado, en la sala de la segunda planta del Museo de la Pasión de Valladolid, Julio López Hernández, su amigo y compañero en la escuela del Realismo Madrileño, responde en parecidos términos. Con un autorretrato, también a lápiz, y con la escultura «Habitación en Joaquín Costa», otro «cuadro» en bronce que se abre en las paredes laterales.

«Esculturas con dibujos», título de la exposición integrada por obras de las colecciones del ICO, que permanecerá abierta al público hasta el 6 de enero, arranca en la planta baja de la iglesia con las primeras vanguardias, en un recorrido al que contribuye buena parte de los nombres fundamentales del arte contemporáneo español. Sus dibujos no se quedan en un simple esbozo de una futura escultura, no son solo el primer paso en el proceso creativo del género de las tres dimensiones, aunque ayuden a comprenderlo.

Dalí y Picasso aportan desnudos femeninos en el doble formato sobre el que gira la muestra. Juan Gris está presente con un dibujo de Pierrot y un arlequín de metal recortado y pintado; y Joan Miró, con una de sus pequeñas esculturas de mujer y una composición a lápiz de tres personajes. Los cuatro se cuentan entre la treintena de autores que participan en el diálogo entre dibujo y escultura que propone la sala municipal de exposiciones vallisoletana.

Manolo Hugué, Eugenio Granell, Joaquín Torres García, Antoni Gaudí, Pablo Gargallo, Alberto Sánchez, Julio González, Esteban Vicente, Óscar Domínguez conviven en este primer capítulo, en el que figura también uno de los autores ampliamente representados en el Museo Patio Herreriano, Ángel Ferrant.

Marcan el tránsito cronológico hacia una nueva etapa los autores reunidos en la sacristía de la antigua iglesia de La Pasión. Pablo Palazuelo, Oteiza. Chillida y Tàpies ocupan este espacio; este último con una obra en técnica mixta sobre papel y la escultura «Rentamans y libres», una pieza figurativa en bronce y pintura, donde no falta el sello de autor con una de sus características cruces.

La sala superior del espacio expositivo recoge gran parte de la producción más reciente, también en la doble vertiente de dibujo y escultura, a través de obras de Eduardo Arroyo, Jaume Plensa, Juan Muñoz, Miquel Barceló, Francisco Leiro, Susana Solano, Eva Lootz y Miquel Navarro, además de los citados Antonio López y Julio López Hernández.

El conjunto, explica la comisaria de la exposición, Marisa Oropesa, deja ver los «cambios drásticos» que desde el siglo XX ha experimentado la escultura. «Además se presentan los dibujos de estos escultores, es decir, se muestra la capacidad que poseen para plasmar sobre el papel sus ideas, esbozos que luego adquieren tridimensionalidad en su creación escultórica. Una combinación, la del dibujo y la escultura, que permite que el espectador comprenda aún mejor la capacidad creativa de todos estos artistas», añade.

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