sociedad
Otras fábricas que resurgieron de sus cenizas
Campofrío volverá a levantarse. Otras empresas de la Comunidad que también fueron pasto de las llamas ya lo hicieron
Un incendio acabó hace una semana con la mayor planta de Campofrío de España, la burgalesa conocida como «La Bureba», de la que viven directamente casi 900 familias. La empresa ya ha anunciado que en 2016 estará operativa una nueva planta, a la que se incorporará toda la plantilla. Esta situación, salvando las distancias, o más bien las dimensiones, no es nueva para aquellos trabajadores que han vivido la terrible situación de ver desaparecer su puesto de trabajo bajo las llamas, si bien después han podido asistir al resurgir de un nuevo proyecto.
El siniestro producido en las fábricas más común es el incendio, hasta el punto de que cada año se producen en empresas industriales más de 42.000. En muchos casos, las instalaciones vuelven a levantarse gracias al tesón de sus empresarios, en algunos al apoyo administrativo y, por supuesto, a las pólizas de seguros que cada año desembolsan en España 378 millones de euros en indemnizaciones por fuegos en las instalaciones fabriles.
Mientras Burgos sigue estremecida por lo sucedido en Campofrío y sus repercusiones laborales y económicas, son muchos los burgaleses que recuerdan otro fuego que también destrozó por completo la fábrica y dejó en la calle a 106 trabajadores. Molteplás, que entonces compartía instalaciones con Plasotec y Falmotec, de los mismos propietarios, se quemó una noche de San Pedro, 29 de junio, del año 2003. Dedicada a la transformación de plástico, el actual director de Planta, Ignacio Álvarez Santidrián, que entonces ya era empleado de la firma, recuerda la impotencia del momento en el que se produce el suceso «porque no puedes hacer nada y hay que dejarlo arder». Productos de rápida combustión, como los plásticos o las maderas de los palés, dejan poco margen de actuación.
Sin embargo, casi no se habían extinguido las llamas cuando el entonces propietario, el Grupo Reiner (hoy es propiedad de Mecacontrol), anunció su intención de volver a levantar la planta, hasta el punto de que si bien los empleados fueron a un ERE (Expediente de Regulación de Empleo), se fueron incorporando progresivamente para mantener la actividad y dar cobertura a clientes como Antolín o Plastic Omnium. Tal es así, que ya en el mes de septiembre, sin acabar de hacer el cerramiento y debajo del toldo de un camión, se comenzó a meter la maquinaria y empezó a incorporarse la plantilla que en enero ya estaba al completo. «Entonces había mucho trabajo y no se podía parar -recuerda Álvarez Santidrián- así que tuvimos que comenzar con un compresor de obra». Y Molteplás salió así adelante, con muchas facilidades administrativas, agilizando las licencias y reduciendo impuestos, pero sin ayudas a fondo perdido.
La crisis, más difícil
José María Torres, empleado de la empresa burgalesa, también recuerda aquel 29 de junio, un día en el que «se te acaba el trabajo, el futuro y todo», aunque también reconoce con satisfacción que la empresa «dijo desde el primer momento que iba a hacer otra y en medio año estábamos todos colocados». Hoy, el tiempo ha demostrado que es más fácil superar un incendio que la crisis y la plantilla se ha reducido a 76 trabajadores.
Un año después, en 2004, y también en fin de semana, un fuego acabó con las instalaciones de la empresa Indureco, dedicada a la gestión de residuos industriales, situada en la localidad palentina de Venta de Baños. «El fuego era imparable», recuerda uno de sus trabajadores, Máximo Aguado, «pero llegó el jefe, Mariano Arana, y desde el minuto uno dijo que se volvía a levantar, así que en un año estábamos funcionando». Así lo confirma la directora de la planta, Virginia González, quien destaca que toda la plantilla se incorporó a sus puestos de trabajo, aunque la actividad de mantenimiento de los clientes nunca se llegó a perder. Es más, sólo dos trabajadores, de los cuarenta que tenía entonces, fueron a un ERE, ya que el resto trabajó en las labores de reconstrucción y mantenimiento de la actividad. También en este caso, las administraciones colaboraron a la hora dar licencias y autorizaciones administrativas. Hoy, Indureco, perteneciente al grupo Hera, también ha visto reducirse su plantilla, hasta los 25 empleados, pero tampoco han sido el fuego el problema, sino la crisis.
Otro incendio de gravedad fue el que se registró en Crystal Pharma, planta situada en el Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid), ocurrido en julio de 2003. Con 75 trabajadores en plantilla en el momento del suceso, la fábrica volvía a estar a pleno rendimiento en el mes de noviembre de ese mismo.
Y hace poco más de un mes, la abulense Composites Avanzados, dedicada a la elaboración de vidrio, vio arder una de las tres naves de sus instalaciones lo que obligó a parar la producción temporalmente.
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