Dos caras de AR&PA

Como en las ocho ediciones anteriores, AR&PA atrae un buen número de visitantes porque, cuando las muestras de patrimonio se publicitan, obtienen una significativa respuesta. La edición de 2014 ha presentado dos caras: de un lado respuesta popular, se superaron los veinte mil visitantes; de otro, los pocos stands de firmas relacionadas con la restauración, indicador del descenso de esta actividad en los últimos años y de la escasa importancia que las empresas le dan a la facturación en rehabilitaciones en una Comunidad que atesora el mayor número de monumentos y bienes muebles de España.

AR&PA refleja, como un espejo, las actuaciones erráticas en materia de Patrimonio de una casi inexistente consejería de Cultura que ha perdido mucha fuerza en la presente legislatura y no por los recortes presupuestarios, sino por inacción y pálpito político. En la inauguración el Presidente recuperó el plan Pahis, en su versión 20/20, que amarilleaba en los cajones desde 2005, fecha de presentación, y comprometió inversiones hasta 2020 (largo me lo fiáis). El Patrimonio de Castilla y León, que tanto reclamo posee (confrontar las sucesivas ediciones de Las Edades del Hombre) es una asignatura pendiente de Herrera, que tenía más relevancia en la época de Lucas y los consejeros Zapatero, Arufe o Villanueva. Todos hablan con la boca pequeña de la generación de crecimiento con el Arte, pero nadie desciende a detalles y propone actuaciones de visibilización del legado histórico o inventa otras fórmulas que complementen las Edades. ¿Deberes? Recuperar el tiempo perdido en la implicación de la sociedad civil, remplazar el papel de Cajas, promover un Patrimonio sostenible y creer en su valor para el desarrollo económico de la Comunidad.