La celebración del Toro Jubilo acaba con disturbios en Medinaceli

Si en septiembre la localidad vallisoletana de Tordesillas hizo correr ríos de tinta por su polémica celebración del Toro de la Vega, en la que el astado es abatido por lanceros, ayer fue el municipio soriano de Medinaceli el que volvió a congregar a representantes de protectoras de animales que trataron de impedir el Toro Jubilo.

Mientras vecinos y Ayuntamiento defienden esta fiesta, que podría proceder de un rito pagano de la Edad de Bronce, y buscan la declaración de patrimonio inmaterial por la Unesco, las protectoras de los animales reclaman su prohibición, como quedó demostrado en la madrugada del domingo.

De hecho, la Guardia Civil detuvo a cuatro personas por un delito de desórdenes públicos y otro de lesiones a agentes de la autoridad, ya que dos de los guardias civiles que velaban por la seguridad resultaron heridos, informa Ical. Los agentes pertenecen a un Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) con sede en Zaragoza y sufrieron contusiones leves al recibir patadas cuando desalojaban el recinto. Además fueron identificadas y denunciadas otras 51 personas. Los activictas intentaron evitar por la fuerza la celebración de este festejo popular. Para ello, poco antes del inicio del acto, previsto a las 23.30 horas, accedieron al recinto y se colocaron alrededor del poste donde se ata inicialmente al toro. Hicieron caso omiso a las continuas peticiones de que depusieran su actitud por lo que fueron desalojados. Una vez despejado el recinto, a las 00.15 horas, el festejo pudo desarrollarse con normalidad. Pese a los disturbios, la localidad soriana volvió a revivir el rito. Las bolas de fuego permanecieron encendidas en la cornamenta de «Islero», de 450 kilos, que salió a la plaza con casi una hora de retraso debido a los altercados.