no somos nadie
Yo bobeo, tú bobeas
Cachondeo e indignación en el «tendío». El 9-N ya corrupción transversal: un Rajoy en bragas que ni cumple ni hace cumplir la Constitución, un Fiscal general pornoadicto a las bravatas de Mas, y un Pedro Sánchez afiliado al preciosismo ridículo de Molière con una cuenta -Pdro Snchz- copiada del lapón. Entre unos y otros, la palabra corrupción tan limpia -de ahora en adelante crrpcn-, se ha ido al carajo y ya no sabemos si bailan las vocales o las consonantes. O si decimos cierrapotas.coño -que equivale al tradicional cierraculos del diccionario- o si dice cierraputas.con, término novísimo con el que designan en Colombia al último chulo que cierra un lupanar. Qué sé yo.
Así que a la hora de abordar lo más cercano en corrupción -la de tu pueblo- ya ni afecta. Ejemplo. Uno se para en lo que se cuenta en prensa y medios digitales sobre el plan estratégico que está urdiendo la casta política del PSOE en Valladolid para ganar, por enésima vez, las primarias a la alcaldía, y se le pone cara de gilipollas. Enchufa el automático y, como mucho, se engolfa en el sabroso diálogo entre un listo y un tonto: «¿Qué haces, bobo?». Y responde el idiota de solemnidad: «Bobeo, escribo lo que me deben y borro lo que debo». A los renovadores del socialismo pucelano, y cuya bandera levanta Cecilio Vadillo con gran dignidad, argumentos de peso, e infinita paciencia, les toman los castizos -lopescos, sudancas, y tiradores de bolaños (pelotas de piedra)- por el pito de un sereno.
Lo que llega al común de los mortales no puede ser más decepcionante. Al parecer, todo vale con tal de no permitir la ansiada renovación: se engordan sospechosamente afiliaciones, se trasvasan militantes de una agrupación a otra, se envían cartas como churros, se hacen entrevistas recabando fidelidades a cuenta, y hasta las madres y las esposas manifiestan su amor en familia -o por whatsapp que viene a ser lo mismo-, como en la cruzada del Padre Peyton por el santo rosario: «la familia que reza unida, permanece unida».
En consecuencia, el eterno candidato de la casta maneja con soltura la demoscopia que le convierte, por arte de birlibirloque o de pactos ilusionantes, en alcalde de Valladolid. Hace dos semanas, Puente profetizaba un resultado fantástico: 12 concejales el PP, 9 el PSOE, 6 IU, 2 UPyD. Hace tres días -¿habrá hablado con Podemos?-, varió la prospección o el pacto en movimiento: 12 PP, 9 PSOE, y 8 IU. Y lo más grande de todo: me cuenta un águila en confrontaciones socialistas -se jugó una cena- que Puente birlaría a Vadillo las primarias, con el permiso de la Comisión de garantías, por el margen exacto de 8 votos. ¿Otra vez el tongo del casi-casi? En esta ocasión al cazador se le puede escapar la liebre por una razón: no está dispuesta a compartir lodo ni a caer graciosamente en el arroyo. Capital distinción después del 9-N.