Cecale abre los ojos

Santiago Aparicio y toda la Junta Directiva de Cecale parece que acaban de abrir los ojos a una realidad que tenían enfrente desde hacía tiempo. Ni los avisos en forma de denuncia de sus compañeros salmantinos de Confaes, ni las conclusiones del informe de gestión de la consultora KPMG, -que todos, absolutamente todos, tenían en su poder desde hace medio año-, ni las reiteradas informaciones que ABC ha venido publicando estos últimos años sobre las supuestas «irregularidades» de Jesús Terciado y Héctor García Arias han hecho despertar del letargo a la patronal regional. Aparicio se lava las manos y asegura que ni él ni los presidentes de las patronales provinciales -excepto, claro, el salmantino Juan Antonio Martín Mesonero-, sabían nada de nada. Nadie les informaba, todo se les ocultaba, al tiempo que tampoco ellos sospechaban ni preguntaban nada.

Pese a todo, la llegada de Aparicio a la Presidencia ha constituido un auténtico revulsivo para la organización que, en pocos meses, ha cambiado sus reglas del juego, apostando por la transparencia y que, fundamentalmente, ha conseguido salir de la bancarrota en la que estaba sumida. Una labor, ésta última, que es justo reconocer al recién dimitido Pedro Salafranca, cuya inesperada espantada de la patronal parece que comienza ahora a cobrar sentido.

Cecale ha sido siempre mucha Cecale. La entidad regional se ha atribuido un poder que no tenía en detrimento de las organizaciones provinciales. Quizá su papel debiera haberse limitado más a su labor institucional, centrando sus esfuerzos en el necesario Consejo del Diálogo Social y no tanto en «manejar» el dinero procedente de las subvenciones públicas. Se abre una nueva etapa con un principio de consenso inexistente en los últimos tiempos. Esperemos a ver cuánto dura y qué repercusiones pueden llegar a tener todos los frentes jurídicos abiertos. Ojos bien abiertos.