Iniciativas honestas

La sociedad española no es corrupta ni en comparación con épocas pretéritas u otros países, y todavía reacciona ante los desmanes. Sin embargo no debe olvidarse que «El Lazarillo de Tormes» se escribió en estos parajes y la novela picaresca nació y se desarrolló con ingenio y fortuna durante algo más de un siglo. No inventaban, todo escritor fabula desde la realidad, más bien reflejaban una práctica que, sin categoría de género, se recoge en la narrativa de siglos posteriores. España es un país de pícaros, de listillos y no escandaliza que existan corruptos, aunque la cuestión se agrava, cuando aquellos que debían dar ejemplo son protagonistas. El problema no está en la existencia de ladrones, sino en el fallo de mecanismos de control, por este motivo me perturban más las tramas, como los fraudes andaluces u otros, que la panda de apañados con tarjetas o púnicos, aunque estos últimos hayan colmado la paciencia ciudadana, porque incrementan los ocho centenares de políticos contaminados por la corrupción.

En este marco la reacción de Herrera ha sido impecable, rápida y ejemplar, al ordenar la revisión de contratos de la Junta con Cofely y actuar contra el presidente de la Diputación de León, aunque deja en evidencia a otras administraciones, diputaciones y grandes municipios, que no han reaccionado con idéntica celeridad. Con la fuerza moral que le otorga esta decisión y con la veteranía en un partido en el que ya está de vuelta, podría dar dos pasos más: avanzar hacia una mayor transparencia en su partido y proponer un pacto de regeneración de la vida pública en la Comunidad, que diseñara un marco y retratara a todos. No es tiempo para coordinar actuaciones con el PP nacional, es la hora de iniciativas honestas.