noción personal
Ahora todos lo sabían
Que España es una nación de grandes funerales no es nada nuevo. Va con nuestro adn. Lo que no deja de sorprender es la tribu de Caín que vive entre nosotros sin que nos enteremos. El Partido Popular de León se encontraba en proceso de elección de presidente provincial. Se sabía que de la media docena de nombres barajados los de mayor calado eran el consejero Antonio Silván y el del presidente de la Diputación, Marcos Martínez. Los movimientos de distintas partes eran más que evidentes, pero sobre todo presidía el respeto a las siglas y a lo que aconsejara Valladolid. De hecho el secretario provincial, Eduardo Fernández, estaba ya con tremendas ganas de soltar el testigo y tan sólo se esperaba el ok de la Calle de María de Molina. La estructura, el aparato, era el formado por la difunta presidenta, Carrasco, con lo que uno contaba con cierta ventaja frente a posibles otros candidatos. Nos referimos a Marcos Martínez, quien poco a poco fue asumiendo su liderazgo nunca buscado a priori. Silván cuenta con el respaldo de lo que se viene a llamar «Valladolid», que eso es mucho, y de una parte del PP leonés; pero no es menos cierto que carece de la estructura al haber dedicado su carrera política centrada en el Ejecutivo regional en los últimos años.
Los otros nombres, Emilio Gutiérrez y demás, eran nombres de consenso, intermedios. Pero el tema estaba a punto de resolución. Lo que, habida cuenta de los hechos acaecidos, ha dejado todo manga por hombro. Aquí el periodista no va a entrar en el tema de las tramas, corruptelas e imputaciones. De momento el asunto va por lo nacional con salpicaduras importantes en lo cercano. Lo triste es ver cómo los medios «amigos» ahora se ensañan. Hipócritas.