Fuego amigo

Cuando los populares preparaban con agobio las europeas, nunca imaginaron que disfrutarían de un final de legislatura placentero. Con los deberes más o menos realizados, sin contestación social y con la oposición deshecha. El PSCL convertido en un avispero, dirigido por un bisoño sin aval político ni intelectual, con una semana negra de estreno. Una Izquierda Unida con José María González desaparecido desde las pasadas europeas: tan activo en el comienzo de la legislatura, ahora se encuentra silente (¿Soy de Lara o de Garzón? o ¿me dejo mecer en la cuna de Podemos?, piensa). Al partido populista, al que ya le llegan los sarpullidos de la casta, esta Comunidad no les interesa, de momento. UPyD, irrelevante, porque no ha logrado conectar con la gente y por los problemas de liderazgo de Delgado.

Todo a favor para que Herrera pudiera retirarse, aunque en Madrid le quieren de cabeza de cartel por dos motivos: les conviene una mayoría absoluta contundente en esta región; y, sobre todo, para que las generales en Castilla y León las pilote un hombre con la experiencia del actual presidente. Con los deberes hechos, aunque con la incertidumbre de la ponzoña, a causa del fuego amigo, porque el PP se supera en semanas horribilis: cuando controlan el ébola, aparece la imputación de un exsecretario general o una caja B del partido. Asuntos enojosos y lejanos hasta ayer que se procedió a la detención de cargos, entre otros el presidente de la Diputación de León. La podredumbre llega y el partido regional debe ser estricto y expulsar a los manchados. Las medias tintas no caben y no pueden dejar de hacer lo que critican, en voz baja, a la cúpula central. Recuperar la calma y el prestigio exige pasar uno o varios malos tragos.