punto de vista
Difícil encrucijada
En política nada se puede dar por seguro, pero en el PSOE de Castilla y León no pinta nada bien y de hecho, el mandato de Luis Tudanca al frente de la nueva Ejecutiva no puede haber empezado más cuesta arriba. El abucheo a Oscar López en el Congreso, casi el 36% de votos en blanco para su Ejecutiva, la dimisión del vicesecretario general apenas 24 horas después de ser nombrado, las críticas no acalladas de los villarrubistas y de Izquierda Socialista o la amenaza de dimisión de alcaldes en Zamora por el desacuerdo con la gestión de Ana Sánchez son los problemas conocidos desde el pasado sábado, amén del encaje de bolillos para atender las peticiones, cuando no imposiciones, de agrupaciones provinciales para darle el apoyo.
El PSOE de Castilla y León tiene un grave problema que sólo se puede resolver con la decisiva implicación de todos. Hay que hacer cesiones y poner voluntad, porque no hay problemas políticos de fondo, sino diferencias personales que llevan al partido a situaciones límite. Si ni siquiera en un Congreso carente de debates, que sólo tiene por contenido refrendar al candidato ganador de unas primarias y que puede ser el escaparate de la unidad ante la sociedad, son capaces de dejar a un lado las diferencias, uno tiene la sensación de que las heridas siguen muy abiertas y hay quién está dispuesto a echar sobre ellas mucha sal para que nada cambie.
Luis Tudanca sale fortalecido y legitimado por unas primarias en las que la militancia le ha dado la mayoría. Debe tener manos libres para actuar con decisión y enderezar el rumbo del partido, porque el PSOE ya no admite en la Comunidad más vaivenes, amén de la falta de responsabilidad que estaría mostrando con su electorado y con la sociedad. Y no hay mucho tiempo para enderezar ese rumbo.