seminci

El solo de batería de «Whiplash» mitiga el efecto Ullmann y Schlöndorff

Collin Farrel y J.K. Simmons comienzan la siembra para la Espiga a mejor actor

El solo de batería de «Whiplash» mitiga el efecto Ullmann y Schlöndorff ical

oti rodríguez marchante

La primera oleada de cine en competición era una invitación al cinéfilo surfero, ése que se sienta en la butaca como si se levantara en una tabla y se dejara llevar por la cresta de la ola. Schlöndorff y Liv Ullmann presentaban «Diplomate» y «Miss Julie», interesantes, sí, pero Damien Chazelle entró en tromba con «Whiplash», una de esas películas con un pellejo tenso y curtido como la batería que aporrea y en la que redoblan los sentimientos del protagonista, un joven músico de jazz que mantiene una lucha de viejo y el mar contra su pasión por el instrumento y contra el profesor que lo tortura y sublima. Y por último, «Camino de la Cruz» , un brutal y riguroso drama religioso también con una joven enfrentada a su pasión.

El film de Schlöndorff está gloriosamente precedido por el cortometraje «La gran invención», de Fernando Trías de Bes, una brillante especulación sobre el futuro inmediato de una Unión Europea clausurada al enterarse de que era un singular proyecto de la Alemania nazi en caso de perder la segunda guerra mundial. Uno asiste a la imaginativa ficción con el mosqueo, entre gracioso y preocupante, de que Trías de Bes , afeita la realidad hasta dejarla con unas mejillas rasuradas y muy, muy verosímiles. Luego «Diplomate» nos ofrece un pulso interpretativo entre Niels Arestrup y André Dussollier: el general nazi que dará la orden de arrasar París antes de que entren las fuerzas de ocupación y el cónsul sueco que intentará convencerlo de que no cumpla esa aberrante orden… El «pack» de ambas historias se complementa y asocia como un cargador a su móvil.

La bergmaniana Liv Ullmann propone una visión más diurna de lo habitual de «La señorita Julia», esa obra maestra de Strindberg sobre la lucha de clases y de sexos, sobre alguien que busca una rama para ascender a la copa y sobre alguien que está en la copa y anhela bajar… No está claro que Jessica Chastain haya encontrado la tecla exacta para tocar a Miss Julie, pero, en cambio, es brutal el modo en el que Colin Farrell detecta el resorte para que ese sirviente exponga sus alturas y sus bajezas en ese lúcido y perverso juego de dominaciones de la obra original.

La gran sorpresa fue «Whiplash» , esa historia de jazz y batería de obsesiones en la que abruma el increíble trabajo interpretativo de J.K. Simmons, un profesor déspota, dañino, de precisión musical enfermiza y que no está dispuesto a que se le escape vivo el próximo Charlie Parker… magnífica de principio a fin, especialmente a fin, pues tiene uno de esos desenlaces en los que uno pide oxígeno. Y al fondo, una idea, la de que «un trabajo bien hecho» no es más que una mierda si eres un genio.

«Camino de la Cruz» es del alemán Dietrich Brüggemann , y es un viaje a cámara fija y a plano secuencia por el calvario de una niña de vive la religión católica con la lente deforme del radicalismo junto a una madre que considera la música rock o el deporte como un invento de Satanás (algo que también piensan muchos desde el más estricto laicismo). Filme desolador, rigurosamente fijo y minuciosamente filmado, y del que sale uno haciéndose cruces, otras cruces.

El solo de batería de «Whiplash» mitiga el efecto Ullmann y Schlöndorff

Noticias relacionadas

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación