Ponferrada, de nuevo

La llamada «ciudad del dólar» va camino de convertirse en «ciudad del dolor». Al menos dolor de cabeza de sus casi 70.000 ciudadanos, pues nunca tan pocos hicieron tanto daño a esa bella urbe, recordemos, la sexta de Castilla y León.

Hace unas semanas el periodista barruntaba en estas mismas páginas sobre el camino expedito de su actual alcalde, Samuel Folgueral, para regresar a las filas socialistas de donde había sido expulsado o suspendido por pactar con los Independientes de Ismael Álvarez. Algo que para el PSOE a todos los niveles era como casarse con el enemigo de toda la vida, y para el electorado en general un pacto antinatura. Cosas de la política.

Pues bien, ahora los defensores del no adscrito, que controlan en la enésima renovación la Ejecutiva local socialista ponferradina, se desprenden de ataduras de conciencia y anuncian que «o se enseñan las cuentas del Mundial o que dimita». La cornada es de aúpa, porque por mucho que Tudanca quiera el regreso del Hijo Pródigo, comienzan a huir de esa posibilidad hasta los propios mayores muñidores y consejeros del pacto en el Consistorio berciano, lo dicen con la boca pequeña, sí, pero ya lo manifiestan abiertamente. El futuro de los exsocialistas, actualmente en concejalías de Gobierno municipal, se enturbia aún más. Entre estos últimos, ya se tilda de «traición» la efectuada por los dirigentes actuales del PSOE, y otros de «comienzan a salvar su culo» (literal).

El anuncio efectuado hace unos días de Ismael Álvarez de respetar el pacto hasta el final de legislatura, lejos de ir contra Herrera o contra el PP, como algunos interpretan erróneamente, ha supuesto el abrazo del oso para Folgueral y los su cohorte. Los cazadores entienden. Los reproches retransmitidos en directo y «el tú más», desde las filas actuales de los restos «carlistas» y los «ismaelitas», no dejan de ensombrecer aún más un escenario político local.