El mojo picón triunfa en California de la mano de un emprendedor canario
Enrique Robaina no solo produce, envasa y vende la popular salsa roja, sino también otras dos variedades, verde y amarilla, junto con las típicas papas arrugadas del Archipiélago
«Pa mejorarle el sabor, obligada condición/yo todo lo rociaría con un buen mojo picón» cantaba Caco Senante en su éxito de los años ochenta . Hoy, otro canario también triunfa con «la rica salsa canaria», pero ya no en España, sino en Estados Unidos , que eso sí tiene mérito.
El grancanario Enrique Robaina no quiere exagerar sus logros, pero lo cierto es que tras haber emigrado con una mano delante y otra detrás, lleva casi dos años vendiendo su mojo en San Diego , razón por la que suena lógico que la marca que haya elegido para sus productos haya sido «Canarifornia» , juego de palabras que combina los nombres de su tierra de origen y la de acogida.
Al mojo rojo, el picón, ha añadido la variedad verde, la que en las islas se prepara con cilantro —en su caso le agrega un toque de jalapeño— y una de su propia cosecha, de color amarillo , basado en mango y pimiento habanero. A un precio que oscila en torno a los cinco euros el tarro, Robaina comenzó ofreciendo sus productos en los mercadillos locales, pero anuncia que pronto los venderá en varios supermercados y tiendas especializadas, por lo que aumentará la producción «y el nivel de exigencia para seguir teniendo un producto de alta calidad como el que se ofrece», asegura.
Tras haber trabajado en uno de los considerados mejores restaurantes españoles a día de hoy en Estados Unidos, aprendió a descifrar la reacción de la gente al probar las tapas y la comida que se les ofrecía. «Tal vez por añoranza o simplemente por gusto, en casa siempre intentamos cocinar los platos típicos de mi tierra, Gran Canaria, y las papas con mojo la verdad que siempre han triunfado allá donde las lleve», desvela.
Como en la mesa del californiano el picante nunca puede faltar, se puso a probar recetas hasta que dio con la actual. «Lo que me sorprende es que tenemos tantas cosas por enseñar al resto del mundo, que a veces nos olvidamos de que menos es más y de que lo más sencillo casi siempre es lo que más gusta », dice para justificar que «una simple salsa» haya llamado tanto la atención.
La materia prima
Ya está el mojo, pero, ¿y las papas? Robaina ha echado mano de una variedad de patata que en Estados Unidos se conoce por «baby potatoes» y que no presentan diferencias con las que se comen en los hogares canarios. «Mi forma de pensar es que nadie aquí conoce la materia prima que tenemos en Canarias, por lo que no van a notar diferencia alguna. Además, las pocas veces que he podido dar a probar nuestros productos a gente de mi tierra o bien españoles que conocen las Islas y que saben lo que están probando, no se nota que exista alguna diferencia», explica.
El proyecto lo comenzó junto a su mujer, a finales de 2013, frecuentando los «farmers markets», mercadillos con aire gourmet donde se potencia el producto hecho con materia prima local. Las papas arrugadas con mojo , a modo de tapa, o directamente los mojos en tarritos eran su oferta principal, del productor al consumidor.
«Pero ahora ya estamos en un proceso de ampliación para poder llegar a más gente, con un plan para incorporar a alguien más al proyecto y así poder abarcar un poco más de terreno. Asusta siempre la idea de que algo no salga bien, que si te asocias con alguien fracasarás y otras cosas que siempre alguien dirá. Pero sinceramente, yo llegué aquí sin nada y todo lo que venga será bien visto», dice con ilusión evidente.
La producción se cifra en unas ventas de 60 botes (de 190ml cada uno) semanales, pero con vistas a duplicar esa cantidad a finales de este año y seguir aumentando ventas durante el curso 2016. «No me marco metas, quiero seguir creciendo , pero no ponerme un techo, porque ¿qué pasa si llegas a ese techo antes de tiempo? Son preguntas que no me gustan y me incomodan así que de momento voy a disfrutar del camino y, sobre todo, a seguir siendo feliz viendo sonreír a los demás y cómo gustan nuestros mojos», dice.