adrede

«En la piscina vacía», de Félix Sabroso

La novela es el resultado de una larga suma de puntos de vista que han ido tomando solidez y sentido en la interacción con sus propias conclusiones

chema ayaso

Hoy es de esos días en los que te pones a escribir sintiéndote doblemente afortunado. Por un lado, porque encontrarte con personas a las que quieres más allá de lo que comúnmente suele entenderse por esa expresión, es siempre una suerte.

Por otro porque, después de más tiempo del que nos gustaría, volver a sumergirnos en la simplicidad de los pensamientos complejos es otra de las aficiones que comparto con el protagonista indiscutible de estas líneas. A principios del próximo mes de septiembre saldrá a la venta «En la piscina vacía», la primera novela de Félix Sabroso, grancanario y nacido en Las Palmas de Gran Canaria para más señas.

Seguramente esto hace que me encuentre a un Félix rejuvenecido, con pilas nuevas e ilusiones renovadas casi, el Félix de toda la vida. Oye cuando leí la novela, le dije, tuve la sensación de que la neurosis y la verborrea de Víctor, que les adelantó que es el protagonista, pudo haber tomado el mando en uno o varios momentos de la historia.

Pues sí, así ha sido en ocasiones me dice Félix, que quiere matizar la personalidad de su personaje y me comenta que Víctor es un escritor de best sellers, vehemente y visionario que se enfrenta a la escritura de su obra más personal y arriesgada. Sumido en un sistema decadente y escéptico, continúa relatando, nos muestra una voluntad de cambio que supondrá para él un cataclismo que comenzará con el asesinato accidental de un joven para irse complicando en una suerte de acontecimientos que recorrerán desde la revolución personal al caos psíquico.

Tal cual transmite la novela, es un entramado emocionalmente complejo, le resalto, que desde luego invita a pensar que su proceso de escritura no ha sido precisamente de un día para otro. Entre sorbo de vino tinto y bocados de berenjenas con miel me dice, yo es que creo que el germen de esta novela me ha acompañado muchos años, me refiero a su fondo temático: la mirada de un escritor sobre la naturaleza creativa, el éxito y la experiencia humana como nutriente natural de la obra, envuelto en un entorno descreído y decadente. La idea se ha ido transformando o apareciendo puntualmente en otros trabajos míos como dramaturgo o guionista de cine. Así, se ha ido haciendo más compleja, creciendo y tomando forma con el ritmo pausado que me exigían mis propios procesos personales y mi evolución como escritor de cine y teatro. La necesidad de madurar una idea que se había instalado en mí pero que podía conmigo.

Es lo que quería comentarte. La novela parece el resultado de unir muchas piscinas o muchos vacíos. Félix esboza una sonrisa y a este respecto me dice que efectivamente, es el resultado de una larga suma de puntos de vista que han ido tomando solidez y sentido en la interacción con sus propias conclusiones. Ya más repantingados y a las frescas en una de las terrazas de nuestra entrañable calle de Triana, satisfechos y tan entusiasmados como al principio de nuestra charla, Félix se dedica a satisfacer algunas de mis curiosidades. La ambición, me dice, era escribir una historia que sustentada por la mirada subjetiva de un personaje intenso y egocéntrico como Víctor, transcendiese a un dibujo mucho más amplio de lo humano: una época, un tiempo que se desmorona ante nosotros y que por miedo al cambio nos dedicamos a apuntalar con mentiras evidentes.

A través de mi protagonista la novela se propone como un revulsivo a una época donde los modos de ejecución y la convención de la forma se imponen inevitablemente a los contenidos. Víctor y su ego en constante acción, su punto de vista ácido y escéptico sobre lo humano, personifican un mundo cada vez más basado en el éxito y la banalidad. Una huida hacia adelante.

En algunos periódicos he podido leer que has dicho que no es una novela sobre ti, pero que tienen mucho de ti. Y es que es verdad Pepe -como Dunia y el resto de mis hermanos, Félix también me llama Pepe-, me dice, En la piscina vacía, es el resultado de una suma en el tiempo, posee muchos más temas que fueron surgiendo de la libre asociación de ideas que sin censuras me auto-impuse al escribirla.

Así fui entrelazando la creación, la culpa, el miedo a la muerte, el peso de la experiencia, la negación de la herencia familiar, la soledad y la identidad de una sociedad a través de sus creadores. Pero respóndeme a una cosa Félix, a la hora de sentarte a escribirla ¿qué pesaba más, la necesidad de contar esta historia o el miedo a no hacerlo? Te voy a responder este pequeño secreto porque eres tú, me dice.

Tengo la impresión de que esta novela, nace exclusivamente en el útero de su sostén temático. El argumento se articuló después y con más rapidez. Lo esencial era la necesidad de contar una visión de las cosas o, mejor, una sensación de visión de las cosas. Me importaba tanto el tema que decidí trabajar la estructura por miedo a que me ganase el pulso la perorata temática en boca de un psicótico con incontinencia verbal. Recurrí a modos a veces convencionales y así, la compuse de capítulos siempre breves con cierres que invitasen a continuar. También me propuse dinamizar el pulso de la narración con continuos e inesperados puntos de giro, así como recursos de género, los del thriller, usados de modo relajado y sin servidumbres. Herencia de tantos años escribiendo guiones.

Oye, Félix, ¿te importa que escriba un artículo sobre esta conversación? Jajajaja, lo sabía me dice. ¿Para ABC? Sí. Bueno, vale. Pero del resto de la cena, ni mú. De acuerdo.

«En la piscina vacía», de Félix Sabroso

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación