Con la Iglesia han topado

En estos días azules, grises, calimosos, ventosos y tormentosos, con su correspondiente reguero multicolor de avisos, avanza agosto entre el buen rollo de las vacaciones y los que aprovechan el vacío de noticiables para recordar al respetable que siguen ahí.

Después de repasar la farmacológicamente insana dosis de noticias semanales, llegamos a un primicia que se customiza con un estilo vintage envidiable: anacrónica y forense por partes iguales.

En una sana intención por acaparar titulares, los purpurados se han lanzado a la arena mediática abanderando el progresismo que siempre les ha caracterizado, a la vanguardia del progreso humano vigente. Vigente en el siglo primero antes de Cristo.

A raíz de la luz verde por parte de la autoridad competente que permite la celebración de bodas en nuestras playas, charcos y demás puntos no contaminados del litoral; el Obispado de la nivariense provincia ha recordado a su parroquia que no autorizará el acto en las playas. Entiéndase bodas. Otros actos tampoco.

Está claro que cada uno barre para su casa. Y en este caso no va a ser diferente. A fin de cuentas, como ellos argumentan: “la Diócesis solo administra el sacramento del matrimonio católico en recintos sagrados”. Tirando de pedantería y del Libro del Génesis, fue precisamente su comandante en jefe, el que creó este trozo de tierra donde nos masacramos, en sólo siete días. Más sagrado que habitar en su obra suponemos que no existe nada. Pero claro, qué va a ser morar en este mísero trozo de piedras comparado con un espacio sagrado construido por el sudor de las aportaciones populares y con el mantenimiento del erario público. La duda ofende.

La fidelidad a esta disposición está fuera de toda duda. Al igual que no hace mucho se amenazaba con el fuego eterno a todo aquel que se le ocurriera contradecir las ocurrencias dictadas desde el púlpito, se apostilla que “si algún sacerdote se saltase la norma, se le llamaría a capítulo y se le podría llegar a sancionar”. Afortunadamente ya no se organizan hogueras en la plaza del Cabildo, pero con esto, no sólo dejan claro que el Scatergories es suyo, sino el calado democrático de una institución que pretende abrazar a toda la Humanidad.

Así que avisados quedan, las parejas que decidan casarse en la catedral natural de nuestra tierra podrán hacerlo, pero no será bajo los sacramentos de la multinacional romana porque no garantizan la correcta administración del acto al estar fuera de su zona de cobertura. Cualquier duda la podrán resolver en el punto de distribución autorizado más cercano y en horario de ventas. No admiten cambios ni devoluciones. Y cualquier propuesta de vida alejada a su rígido estándar de moralidad, tampoco.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.