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Guachinches

Al final van a tener razón quienes mantienen la teoría de que el «godo» ya no viene de fuera, que ahora está entre los indígenas

arturo trujillo

Metido de lleno en este bochorno, propio de la caliente estación del año en la que nos encontramos, la semana pasada tuve la oportunidad de leer en «Diario de Avisos» una información cuyo titular me llamó la atención. Decía algo así como que el Instituto Canario de Calidad Alimentaria (ICCA), un organismo que figura en el organigrama de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, había decido, porque sí, «tumbarse» el registro de la marca «Guachinche de Tenerife».

Y añadía que el argumento ofrecido por el ICCA a este respecto era que durante el período de exposición pública el habían tenido que presentar una alegación en su contra, ya que tenía la consideración de «término genérico». ¿Y qué más da? No creo que esa consideración particular tenga el peso específico necesario como para eliminar una denominación que los tinerfeños, y muchos canarios venidos de otras islas, hemos venido utilizando casi desde los tiempos en que Beneharo, el Mencey loco, paseaba con su «añepa» por los barrancos de la isla, para distinguir aquellos establecimientos propios de las zonas rurales de Tenerife, y sobre todo del Norte de la isla que, ante una excesiva producción vinícola, abren sus puertas y sirven comidas caseras tradicionales hasta el agotamiento de sus caldos.

Además, no me parece justo. Sobre todo, porque el Cabildo de Tenerife, en colaboración con otros colectivos empresariales, lo único que pretende con esta acción, y me refiero a la de registrar la denominación «guachinche» en el catálogo de marcas y patentes, es intentar mejorar el funcionamiento de este tipo de negocios, legalizar y proteger su actividad en beneficio de sus productores y propietarios pero, además y sobre todo, para proteger de posibles fraudes a los consumidores, mediante una mayor vigilancia.

Por tanto, parece justo y necesario que el Cabildo tinerfeño haya recurrido ese dictamen. Los argumentos presentados por el ICCA contra la marca, no se sostienen. Aunque a mí lo que me ha llamado la atención, y lo que realmente más me preocupa de este asunto es que haya sido el ICCA, un organismo oficial de nuestra autonomía, el único que ha presentado alegación.

Y es que aquí, en estos maravillosos farallones en los que tenemos la suerte de vivir, parece que ya se ha convertido en costumbre lo de tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado. Ya no necesitamos esperar a que vengan de otros lares. Porque dentro del Archipiélago hay quienes intentan remar contra corriente hasta arribar en la cúspide del absurdo. Y lo triste es que, por lo visto, nuestro gobierno regional ha entrado a formar parte de ese entramado. Y, claro, al final van a tener razón quienes mantienen la teoría de que el «godo» ya no viene de fuera, que ahora está entre los indígenas. Y así nos va.

Guachinches

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