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El ITC, referente en África

Su labor científica genera oportunidades de negocio, tanto para las empresas canarias como para las de los países con que trabaja

arturo trujillo

La silenciosa pero intensa labor implementada desde hace veintitrés años por el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) ha convertido a esta empresa pública, a pesar de la escasa atención que ha recibido de los distintos ejecutivos regionales, muy posiblemente por problemas de tipo presupuestario, en un referente para los países del continente africano y, de manera especial para Marruecos, Mauritania, Senegal y Cabo Verde.

La cooperación que el ITC mantiene con muchos países de aquel continente se puede decir, sin temor a equivocarnos, que está dirigida a la búsqueda de soluciones ingeniosas que permitan paliar las carencias propias de muchos pueblos asentados en zonas rurales y aisladas de la costa occidental del continente africano, y que no cuentan con los mínimos servicios básicos. El ITC ha dotado a muchos de esos pueblos de la necesaria electricidad, a través de las energías renovables y de las correspondientes aplicaciones para el tratamiento y obtención de agua, como son las desaladoras, cuyo personal es, además, formado y posteriormente asesorado por el organismo tecnológico canario.

Recuerdo que en la época en que Adán Martín dirigía la Consejería de Economía e Industria, y ejercía como presidente del ITC, Mauritania era el país en el que el instituto tuvo una mayor presencia. En la actualidad, esa colaboración se sigue manteniendo a través de la Universidad de Nuakchot, y fruto de esa colaboración es la instalación en aquel país de cuatro plantas desaladoras en otros tantos pueblos con poblaciones superiores a las nueve mil personas.

En Marruecos, las acciones se circunscriben sobre todo a la región de Sus Masa Draa, Agadir, y en Cabo Verde, las islas de Santiago y San Vicente, que acogen la mayor población del archipiélago, son las más beneficiadas de los programas del Instituto. En definitiva, las iniciativas que el ITC desarrolla en la llamada Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), organización que agrupa a aquellos países del continente africano que figuran entre los menos desarrollados del mundo, se plasman en un enorme potencial de cooperación y de generación de economía, al tiempo que contribuyen a generar actividad comercial y tecnológica.

En fin, creo que si no existiese el ITC, habría que crearlo. Y no solo porque participa en ese desarrollo humano de una buena parte del continente africano, que también, sino porque además, su labor científica genera oportunidades de negocio, tanto para las empresas canarias como para las de los países con los que trabaja. Y esta labor es muy importante que se conozca.

El ITC, referente en África

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