motu proprio

Canarias is not Cataluña

El cambio de Clavijo no solo es un gesto de diferenciación del delirio separatista de Mas

bernardo sagastume

Qué diferencia entre uno y otro. Mientras hace doce días Artur Mas interpretaba su última bufonada en las narices de un muy serio Felipe VI, este martes Fernando Clavijo se encontraba con el Monarca delante del mismo tapiz de La Zarzuela , pero se respiraba otro aire.

No hacía falta que aclarase —mintiendo, en realidad, que así fue lo de Mas— que venía en «son de paz», porque el lenguaje gestual lo decía todo. Probablemente, aparecerá algún trasnochado de esos que por desgracia abundan en las Islas reprochándole algo que es en verdad digno del mayor elogio: ceñirse a las formas y a las normas , que no otra cosa ha hecho Clavijo en su encuentro con el Rey.

En un tiempo en que la unidad de España aparece cuestionada por algunos, una reunión como la del martes, con el que es por mandato constitucional el símbolo de esa unidad, resulta parte de la normalidad democrática que tanto se echa de menos.

Si bien hay que reconocer que Paulino Rivero en lo estrictamente personal siempre mantuvo una buena relación con la Corona, no es menos cierto que en sus últimos y malogrados tiempos llegó a importunar , ciego en su lucha contra Soria, a través de cartas que no correspondía que enviase .

El cambio de Clavijo, entonces, no solo es un gesto de diferenciación del delirio separatista —«Canarias is not Cataluña», podría parafrasearse el eslogan—, sino al mismo tiempo un claro mensaje de que en lo que hace a la administración autonómica se ha vuelto a recuperar el tono cordial y de concordia que nunca debió haberse perdido.

Canarias is not Cataluña

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