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¿Y si entra el PP en el gobierno insular?
Como dice Miguel Cabrera Pérez-Camacho, el PP no debería aceptar ese «caramelo envenenado»
A veces, las cosas que suceden en la política son tan raras que un asunto que hoy parece normal, puede convertirse unos días más tarde en un problema. Y como ejemplo, ese “charco” en el que se ha metido Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, al querer contentar a socialistas y populares. Y, ya sabemos lo que le costó a la primera reina de Cartago su intento de contentar a tirios y troyanos. Y es que invitar al PP y PSOE a formar Gobierno, ha originado un conflicto de intereses ideológicos del que esperamos pueda salir sin recibir o producir alguna “lesión”. Aunque realmente a quien Alonso ha puesto de los nervios con esa voluntad consensual es a los socialistas que, siguiendo instrucciones de su jefe, Pedro Sánchez, se han conjurado para no formar parte de gobiernos en los que esté el PP, porque creen que es el averno y Mariano Rajoy su “ángel malo”. Aunque tampoco nos extrañaría que los socialistas se atreviesen a ningunear a Sánchez, como lo hicieron en otras comunidades al pactar con Podemos.
De momento, Carlos Alonso y Aurelio Abreu han firmado un documento de intenciones, muy pobre para los intereses socialistas, que será validado cuando los consejeros tomen posesión de sus áreas de gobierno. Porque aún falta negociar la entrada del PP, que ya ha dicho sí a la invitación de Alonso, para incorporarse al Gobierno insular con una consejería de Relaciones con el Estado que tendría a su cargo la mediación ante el Gobierno central de todos aquellos asuntos que de él dependan. Y que son muchos. Permaneceremos atentos a la decisión que adopten los socialistas. Y aunque de momento no se han quejado de la incursión popular, porque dicen que “no implica gobernar” -el presidente del PP, Manuel Domínguez, dice lo contrario-, lo cierto es que se trata de una consejería con bastante protagonismo pero, sobre todo, con mucho poder. Porque es la llave de los dineros que se incorporen a los Presupuestos Generales del Estado para financiar proyectos que el Cabildo quiera impulsar en la isla. Y si no es así, pues como dice Miguel Cabrera Pérez-Camacho, el PP no debería aceptar ese “caramelo envenenado”.
Todo queda a la espera de esa reunión que Alonso mantendrá con Domínguez en estos días para concretar algunos detalles sobre la gestión que los populares van a desempeñar como miembros del Consejo Insular de Gobierno. Por lo menos nos vamos a divertir viendo qué es lo que harán los socialistas cuando se produzca la incorporación del PP. Pero sobre todo, con la reacción de Pedro Sánchez, al ver cómo sus conmilitones tinerfeños han aceptado cogobernar el Cabildo con los “niños malos” del PP. Por cierto, a quienes conocemos un poco lo que fue la legislatura en que nacionalistas y populares gobernaron Tenerife, nos causa risa escuchar al socialista Valbuena decir que ellos abrían las puertas del Gobierno central a los consejeros nacionalistas y populares del Cabildo, para que pudiesen gestionar mejor sus proyectos. Y eso, lo siento mucho, no se lo cree ni el que asó la manteca con el dedo.