BABILONIA EN GUAGUA

Para algunos comienza la cara «B» del año

En perder la vida con ideales que nos pisotean cuando otean un breve orgasmo de poder

GUSTAVO RENESES

EN estos días azules de julio comienza la cara «B» del disco de este año, ha pasado justo la mitad y aquí seguimos: adelante sin temor hasta la meta final, como cantaba aquella estrofa futbolística. Lo malo (o lo bueno) es que no sabemos dónde está esa meta final.

Sin ponernos melodramáticos en exceso, y sin entrar en el mundo personal del que suscribe estas líneas, a veces los golpes de la vida nos hacen replantearnos hacia dónde caminamos como grupo homínido en general y como baifo en particular.

Hace unas horas para mí, algo más para el amable lector, falleció una persona que sin ser excesivamente cercana, compartimos algunas horas en labores de darle a las teclas en el ámbito creativo. Libre, discreto, elegante y soñador. Un hombre forjado a base de hostias. De esas que da la vida cuando no encajas en los patrones morales de los que se suponen que las dictan.

Pese a ello, siempre les devolvió una sonrisa con la elegancia esa que no se aprende por correspondencia ni se compra por un puñado de euros. No fumabas con el aire de James Dean , ni de Bogart ni de Pacino . Lo tuyo era la elegancia victoriana llevada hasta el límite extremo. Un desayuno con diamantes en cualquier esquina. Aquí, en Suiza o en Ámsterdam.

Quizás fuiste de los escogidos que pudieron levantar la cabeza con esa dignidad que da el haber vivido de forma honesta y auténtica. Pocos hoy en día pueden presumir de eso.

Sin ir más lejos, y retomando el estiércol diario que recoge esta humilde columna, en nuestra guarachera patria tricontinental ya hay pacto que sella los destinos de los cabildos insulares y del gobcan . O por lo menos hasta las eleciones generales. Luego el diablo dirá.

Al albur de las fiestas veraniegas, si lo que más pega en las discotecas europeas es la melodía de Varufakis , aquí la versionamos con los acordes del «Minué Varufucked». Que es más nuestro y resulta más meridiano para definir el envainado en dos tiempos de algunos. Todo sea por la patria, otrora ideología.

Por eso, y antes de entrar en el tobogán que nos llevará de nuevo a diciembre, estos momentos son los que nos hacen tomar distancia, aflojar el acelerador y reflexionar sobre el rumbo hacia el que apunta nuestra vida.

Esa vida que se nos escapa encorsetada entre horarios laborales y cervezas, entre risas cronometradas, para volver a empezar de nuevo el bucle. Esa vida que intentamos atar y firmamos con una ristra de seguros para asegurar todo lo que compramos, pero no lo único que nos pertenece: el tiempo. Ese mismo que se escurre entre nuestros dedos para ganar algo de dinero que pagará el tipo de interés al que nos someten unos tipos con poco interés hacia nuestra existencia. En perder la vida con ideales que nos pisotean cuando otean un breve orgasmo de poder. De esos mismos que se bendicen por decreto. No le den muchas vueltas, a fin de cuentas, comienza el verano.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: buenos días, buenas tardes y buenas noches.

Para algunos comienza la cara «B» del año

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