IMPERTINENCIAS LIBERALES
Aprovechar el cambio
Quizás deberíamos retomar aquella vieja idea de la Transición, potenciando el papel de cada uno de los cabildos, con el Cabildo General de Canarias de coordinador general
DEMÓCRATAS para el Cambio está haciendo un gran esfuerzo que merece la pena se vea recompensado, al mantener vivo el debate sobre la reforma de la ley electoral. La necesidad de cambio no requiere demasiados esfuerzos en ser explicada, pero no deja de ser menos cierto que, si bien todos sabemos que hay que modificarla, está menos clara la dirección en la que hay que hacerlo. Quizás se conformen, es una mera hipótesis, en rebajar los topes electorales, ese capricho bárbaro inspirado por José Carlos Mauricio que obliga a conseguir el 30% de los votos en una isla, el 6% en Canarias o ser la lista más votada en la circunscripción por la que se presenta un partido. No estaría mal. Lo que uno espera no se produzca, a cambio, es un aumento del número de diputados (el estatuto permite llegar a 70 pero los entusiastas impulsores del cambio se conforman con añadir nueve a los 60 actuales). Curioso sino el nuestro en que todo se soluciona aumentando el gasto público. En fin.
Aprovechando el debate abierto, bien podríamos reflexionar sobre otros elementos que, quizás, seguimos dejando pasar. Aunque en el momento actual no se entienda Canarias sin un gobierno, parlamento y su canesú, nada dice que tenga que ser así, que nos resignemos, parafraseando a Borges , a pensar «que puesto que los tenemos, los necesitamos». Canarias es un constructo imaginario donde sigue siendo más importante cada una de las islas que el concepto de autonomía y tiene lógica que así sea. Hemos pasado 30 años construyendo un mapa mental en lo que se han dilapidado recursos que podrían haber tenido mejores usos alternativos y construido fortunas en base a los discursos de la homogeneización territorial. Infraestructuras carísimas para ser «una sobre un mismo mar», televisiones que aumentasen la conciencia de pueblo unido (y único), himnos y toda la parafernalia al uso. Nos dicen que el gobierno debe existir para ocuparse de las personas y los cabildos de los territorios, pero aunque sea un argumento ingenioso, de inmediato debemos reparar en que las personas viven en territorios y no hay forma de deslindar una cosa de la otra. Los burócratas son expertos en buscar razones a su existencia, aunque no nos deberíamos dejar embaucar. Y quizás deberíamos retomar aquella vieja idea de la Transición, potenciando el papel de cada uno de los cabildos, con el Cabildo General de Canarias de coordinador general y que cada isla compita en buena lid. Su eficacia es una incógnita pero saldría un rato más barato.