babilonia en guagua
Caricaturas simétricas
El espíritu del Santo Oficio vuelve a correr por nuestras venas al más puro estilo 2.0
En estos días azules de junio, un fantasma recorre la Pachamama; la global y la tricontinental. La libertad de expresión, esa que siempre ha estado a su aire como su propio nombre indica, resulta que ahora recibe palos por todos lados, quizás, porque nos hemos vuelto más papistas que el propio prócer romano.
Resulta que el asunto de las vigas y de las pajas oculares, esas de las que tan alegremente hacemos gala en nuestro país, se nos ha ido de las manos y hemos llegado a niveles surrealistas. Nada nuevo. Si no, no seríamos nosotros.
Algunos, nada más llegar a los cargos públicos otorgados por el pueblo soberano en las pasadas elecciones locales; en lugar de dedicarse a esa santa labor de gestionar lo de todos, se han dedicado a analizar los timelines en las diferentes redes sociales de los contrincantes políticos con voracidad cainita. Algún mensaje que se salga del tiesto, sangre felona o relaciones con la hechicería. Cualquier cosa vale en aras de un sacrificio de sangre.
Ya sabe, si piensa entrar en un partido político, aparte del Certificado de Penales y la declaración de bienes no titularizados a testaferros, no estaría de más ir pidiendo a Google un informe con todas sus transacciones digitales en los últimos lustros. No vaya a ser que pusiera un 'like' a un chiste políticamente incorrecto.
El espíritu del Santo Oficio vuelve a correr por nuestras venas al más puro estilo 2.0. Lo que pasa que lo de quemar a la gente en la plaza del pueblo queda un poco out para la temporada primavera-verano del año 2015 de Nuestro Señor. Ahora el castigo divino viene en forma de DM y de mensajes privados por Facebook. Los más osados directamente en el muro del otro.
Al final, unos porque dijeron, otros porque insinuaron y los que menos por hacer gala de un humor más que cuestionable, resulta que entre todos han vuelto a tensar la exigua cuerda de la convivencia común.
Después de leer los ademanes que se gastan en las acusaciones mutuas, lo triste es que ninguno se da cuenta que está haciendo lo mismo que critica al de enfrente. Son caricaturas simétricas gritando a un espejo. Y lo peor es que cada vez lo hacen más alto.
Las micciones fuera del tiesto son comunes por unos y por otros, a un disparate le sucede otro de mayor calado. Y ese no es el camino. Nunca ha sido el camino de construcción. El marco de convivencia no se logra a golpe de maniqueísmo; al igual que la libertad, que tampoco se alcanza mediante la coerción del pensamiento. Eso es otra cosa de la que desgraciadamente, tenemos muchos ejemplos en nuestra homínida historia común.
Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.