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PANORAMA

Mezquindad política

Es absurdo pretender que en la corporación impere la inestabilidad cuando es posible conseguir lo contrario

ARTURO Trujillo

¿QUIÉN le ha dado al PSC-PSOE la exclusiva para intentar alcanzar un pacto en cascada con CC? ¿Por qué no hay negociaciones, en ese mismo sentido, entre CC y PP, con Ciudadanos o con cualquier otro partido político? ¿Qué motivos tienen los socialistas para llamar traidores a los de CC, si hasta la fecha, que sepamos, aún no existe nada firmado entre ellos? Estas son algunas preguntas que la gente se hace y que solo pueden ser contestadas por los nacionalistas, que en este caso representan la novia a seducir. No obstante, el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, ha pasado de esos improperios que le lanzan sus pretendientes socialistas, y ya firmó un acuerdo con el PP. Porque dice que éstos le ofrecen más garantías de estabilidad.

Y creo que tiene razón Bermúdez al decir que gobernar en minoría, pudiendo hacerlo en mayoría, es una mezquindad política. Pues sí, estoy de acuerdo. Una minoría podría arrastrar a la capital tinerfeña hacia el desgobierno. ¿Es eso lo que pretendían conseguir para Santa Cruz los «negociadores de la cascada»? ¿Dejar la corporación municipal a expensas de los intereses de la oposición? Intentar formar un Gobierno municipal con una miríada de pequeñas fuerzas políticas es legítimo, pero también es un contrasentido. Lo que Bermúdez pretende con este pacto es conseguir la estabilidad en una legislatura que, a juzgar por los pactos alcanzados para otros municipios, augura algún que otro sobresalto. Y en ese sentido, tampoco se entiende muy bien cómo Hernández Spínola, convertido en portavoz de los «negociadores de la cascada», en un ejercicio de hipocresía política se ha atrevido a llamar desleal al alcalde. ¿Cuándo les prometió lealtad? Es absurdo pretender que en la corporación impere la inestabilidad cuando es posible conseguir lo contrario. Se trata de aplicar, pura y llanamente, el sentido común y no la demagogia. La inestabilidad sería una manera de castigar a los ciudadanos, enjaretándoles en la incertidumbre diaria de no saber qué es lo que va a ocurrir al día siguiente.

Y Hernández Spínola ha estado más interesado en conseguir el poder para sí y su partido, a toda costa y en cascada, que en defender lo que realmente quieren los ciudadanos: estabilidad, bienestar y trabajo. Por tanto, no se puede llamar traidor o desleal al alcalde porque aquel haya suscrito un acuerdo de gobernabilidad con el PP, convencido de que son quienes le ofrecen mayores garantías de estabilidad. Más de las que puede ofrecerle el partido socialista. Por tanto, frente a la insensatez de la cascada, ha ganado la cordura del alcalde. Y la mayoría de los chicharreros nos alegramos de que así haya sido.

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