babilonia en guagua

Absurda paradoja temporal

Urge superar el clásico binomio dialéctica versus demagogia para empezar dotar de herramientas de futuro a esta tierra

gustavo reneses

En estos días azules de mayo, el tiempo parece relativo en nuestra tierra baifa, no solo el meteorológico con sus dislocados bandazos térmicos, sino el relacionado con la perspectiva vital y por la misma cuestión de disloque.

Hace unos días, hojeando la prensa de nuestra patria única y trina, saltó a la retina un titular de esos que nos dan una ligera cefalea, nos enturbian la visión momentáneamente y nos generan un ligero hormigueo por la rabadilla para terminar por hacernos consultar el almanaque de nuestro smartphone con avidez.

La frase era de corte sencillo -tirando a ramplona- pero contundente: “la construcción explica la mayor parte de la caída del paro”. Automáticamente, y a la espera de ver si de algún lado aparecía un acelerado Marty McFly buscando el Delorean que lo regresara al futuro, uno concluye que después de la terrible crisis que se desató en 2008 y desmoronó nuestra dolce vita, loro viejo no aprende idiomas.

De aquel asolado escenario en donde los nuestros juraron que nunca mais volverían a retomar la senda del sector de la construcción para armar un plan de futuro; que optaron por la bella prosa que apelaba a la reconversión del sector; que deletrearon el I+D+i más todas las letras que pudieron echarle detrás para rellenar de buenas intenciones los programas electorales; volvemos a la cruda realidad. Da igual en qué punto de la partida estemos, que la construcción seguirá siendo el motor que consolide la voracidad de las ideologías que buscan los rápidos efectos transitorios del placebo económico.

A dónde va a parar una faraónica mole que proporcione un sueldo temporal a muchas personas y que además, genere un teórico nuevo polo de atracción; con un plan serio a medio plazo que modernice y haga más competitiva nuestra economía y sociedad. A fin de cuentas, aunque lo primero finalice sus días cubierto por el polvo del olvido y de las sonrisas mediáticas arrancadas al erario público, siempre habrá captado más votos que un montón de folios llenos de renglones y gráficos. Y ya se sabe cómo nos gusta aquí la guaracha y el chachachá.

Mientras, en la parte más discreta de la noticia, cuatro o cinco renglones más abajo del bombo y platillo, queda en la sombra el cuarto de millón de población activa que está desempleada, y que de ellos, aproximadamente el 50% ya no se puede acoger a ningún tipo de protección social; y lo más terrible que no están en la perspectiva de futuro de unos planes caducos.

Urge superar el clásico binomio dialéctica versus demagogia para empezar dotar de herramientas de futuro a esta tierra. Se pide a gritos en cualquier rincón de nuestras ciudades y pueblos. Se exige un perfil coherente con un compromiso político y social que no mire de reojo las cábalas de los pactos post 24M. Pero igual eso ya es ciencia ficción o apelar a una absurda paradoja temporal que nos conduzca a un próspero futuro.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

Absurda paradoja temporal

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