impertinencias liberales

Desnortados

Una sociedad con unos valores bajo mínimos, capaz de tragarse como normal que el Gobierno de Canarias sortee viviendas entre familias necesitadas que fueron construidas hace tres años

antonio salazar

El espectáculo circense que hemos vivido en estas semanas retrata exactamente el tipo de incentivo que tiene nuestra impagable, sobre todo impagable, clase política para seguir en el poder o beneficiarse de sus prebendas. Han quedado retratados, mucho más al observar como han hecho añicos ese lugar común que cualquier candidato que se deja querer pronuncia sistemáticamente: «Estoy a disposición del partido».

En realidad, solo lo están si son capaces de alinear intereses y objetivos, caso contrario, todos a correr y formar su nueva plataforma electoral. Esto es una constante sin que parezca que la formulación pueda encontrar objeción ni excepción. Queda acreditado que no son abnegados servidores de interés general alguno, algo inconcreto y vaporoso que admite tantos usos como quieran darle los políticos. Solo causas personales y ambiciones profesionales que se dirimen ante nuestras narices sin que podamos hacer gran cosa por remediarlo habida cuenta de cómo los partidos se han apropiado de los procesos de selección en democracia. Ellos deciden a quién proponer y nosotros solo debemos adverarlo.

Partidos que no tienen empacho alguno en ofrecerse para acoger a todos lo que lo deseen, sin importar demasiado principios y valores porque eso debe ser cosa del pasado y lo resultón solo debe ser proclamado. Son nuevos tiempos porque dicen que lo son y lo son siempre que sean ellos los llamados a encarnar esa nueva transición. Una cruz que no parece que tenga castigo alguno ni desanime a los electores pese a que las encuestas señalan que los políticos son el tercer problema del país, detrás del paro y la corrupción como si todo estos «servidores» públicos no fueran los causantes de los dos primeros.

Una impostura impresentable cuya dimensión aumenta si pensamos que bajo su responsabilidad tendrán el Boletín Oficial de Canarias (124.077 páginas en la última legislatura), mil millonarios presupuestos para gastar a discreción y la capacidad para dañarnos de una manera muy considerable. Pero sobre todo, la impasibilidad de una sociedad desordenada y desnortada con unos valores bajo mínimos, que es capaz de tragarse como normal que el mismo Gobierno de Canarias proceda a sortear viviendas públicas entre familias necesitadas que fueron construidas hace tres años y financiadas por los estragados bolsillos de los ciudadanos a mayor gloria de unos gobernantes, por fin, de salida. En definitiva, una sociedad sin arreglo que con probabilidad merecerá cualquier gobierno que salga de las urnas el próximo 24 de mayo.

Desnortados

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