CONFIESO QUE HE PENSADO
Ayuntamientos
Tal vez haya llegado el momento de renovarlos y devolverles el importante y necesario papel que están llamados a desempeñar
FRASES y más frases grandilocuentes que buscan la reacción facilona del respetable. Poco más. Ese ha sido, y ese es (porque, a pesar de todo, nada parece haber cambiado), el proceder de las principales formaciones políticas, las de siempre y las que acaban de llegar. Incluso Podemos, el artista invitado que acapara todas las miradas y no pocas de las expectativas, se ha revelado como el sanctasanctórum del populismo más exacerbado. Palabrería, palabrería y más palabrería que busca aplausos fáciles, pero ni una sola propuesta sólida que llevarse a la boca. Sin embargo, entre tanta nadería ha asomado un partido, Ciudadanos, con una serie de planteamientos con los que se puede estar más o menos de acuerdo, pero que se basan en el sentido común y merecen ser tenidos en cuenta. Entre ellos, reducir a un millar los más de ocho mil ayuntamientos españoles. Nada sería mejor para Canarias.
Que en un territorio como el del Archipiélago convivan nada menos que 88 ayuntamientos, algunos de los cuales ejercen sus competencias en unos pocos kilómetros cuadrados y sobre una población exigua, no sólo contraviene toda lógica desde el punto de vista de la gestión y la racionalización de los recursos públicos, sino que cabe ser considerado una suerte de anacronismo. Unas fronteras que hace tiempo se derrumbaron para los ciudadanos, que desarrollan su vida en diferentes municipios a un tiempo como si de uno solo se tratase, continúan, no obstante, existiendo en la vertiente administrativa. Fuera de la desidia en la necesaria labor de adaptar el modelo de gestión política a la realidad del siglo XXI y, cómo no, de la conveniencia para los partidos políticos de contar con instituciones en las que acomodar a sus huestes (una de sus principales funciones es la de oficina de colocación para afiliados y adláteres), la pervivencia de un número tan elevado de corporaciones municipales no encuentra explicación alguna.
Por ello, la propuesta de Ciudadanos, si finalmente se llevase a cabo, sería la mejor noticia para las Islas en mucho tiempo. La reducción de la descomunal maquinara administrativa no sólo permitiría una mejor gestión de los asuntos públicos y, por ello, un mayor aprovechamiento del dinero de todos y un incremento paralelo de los índices de bienestar, sino que, al mismo tiempo, supondría un golpe sin precedentes a la corrupción y las corruptelas que asolan la gestión política, porque a estas alturas resulta más que evidente que los ayuntamientos se han convertido en el principal escenario de tales trapicheos.
Y es que los ayuntamientos hace ya tiempo que se convirtieron en un problema. Tal vez haya llegado el momento de renovarlos y devolverles el importante y necesario papel que están llamados a desempeñar en la sociedad.