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Somos los más pobres

Pero aquí no pasa nada. Aquí, en Canarias, parece que manda la teoría de Disraeli. Y nadie piensa en poner freno, de una vez y de manera radical, a esta situación

arturo trujillo

El destacado político y escritor británico Benjamín Disraeli acostumbraba decir en las arengas a sus conmilitones del partido conservador, los «tories», que «hay tres tipos de mentiras, las pequeñas, las grandes y las estadísticas». Que me perdone tan insigne personaje, pero no estoy de acuerdo con él. Y no lo estoy porque yo sí creo en las estadísticas. Es más, me parece que, salvo algunas excepciones, los datos estadísticos son los únicos que no me mienten. Eso, lo que decía Disraeli es lo que le gustaría a más de un político: que la estadística no sirviese para nada y así hacer con los datos lo que mejor les venga en gana. Las estadísticas están para ser escuchadas, para reflexionar y tomar decisiones. Aunque algunas nos ofrezcan datos tan alarmantes que pudiesen llegar a ponernos los pelos de punta. Es el caso, por ejemplo, de los datos que nos ha ofrecido el IV Informe sobre El Estado de la Pobreza en España, elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, que analiza la evolución del indicador europeo AROPE entre los años 2009 y 2013. Dice este indicador que, nada menos que el 35,5% de la población canaria, o sea, más de 750.000 personas de las islas, se encuentran en esa situación, y que esa cifra coloca a nuestro Archipiélago a la cabeza del Estado en lo que se refiere a la tasa de pobreza o riesgo de exclusión social. Y esto me parece una barbaridad.

Si analizamos también lo que el indicador señala sobre los datos de pobreza infantil, la situación aún es más grave. Nos encontramos con que este tipo de pobreza ha sido la más vulnerable ante la crisis, con una tasa en Canarias, en menores de 16 años, que se sitúa en el 26,7%, o sea, seis puntos por encima del conjunto de la población, mientras que los jóvenes entre 16 y 30 años, siempre según este indicador, tienen un riesgo de pobreza y exclusión del 33%. Pero aquí no pasa nada. Aquí, en Canarias, parece que manda la teoría de Disraeli. Y nadie piensa en poner freno, de una vez y de manera radical, a esta situación. Para nuestro Ejecutivo regional es más importante, por ejemplo, enfrascarse en discusiones bizantinas con el Gobierno central por el asunto de las acciones de AENA. Aquí, preferimos gastarnos millones de euros de nuestro erario para manifestar nuestra oposición a unas prospecciones petrolíferas que podrían haber producido riqueza para las islas, o despilfarrar esos dineros en la financiación de spots publicitarios emitidos por la radio y televisión autonómicas con el objetivo de intentar mejorar la imagen del Gobierno regional.

Con estos datos, ¿creen que es posible mirar hacia otro lado y apoyar la teoría de Disraeli? Estamos frente a unos datos que nos ofrece un organismo tan serio como la Red Europea de Lucha contra la Pobreza, que estudia las situaciones de vulnerabilidad que existen en todo el mundo. Y aunque la situación parece haber mejorado ligeramente —desde 2009, más de 50.000 canarios han logrado escapar de la pobreza—, los datos ofrecidos por AROPE son estremecedores. Y tienen que hacer reflexionar al Ejecutivo canario y a las corporaciones locales e insulares, para que la desaparición de esa inquietante situación de pobreza se convierta en el primero de los objetivos de sus respectivos programas de gobierno.

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