DESDE MI ESCAÑO

Jugando a derrochar el dinero

Las generaciones anteriores, según estos genios burrocráticos, debimos haber salido poco menos que traumatizados porque las niñas jugasen con muñecas y los chicos a ser soldados

JUAN VELARDE

Canarias no debe tener problema alguno a tenor de las tonterías en las que nuestros políticos se gastan el dinero, auténticas mamarrachadas que no valen para nada, salvo para darle unos cuantos billetitos a los amiguetes de turno.

La penúltima ocurrencia surgida de los magines del Ejecutivo paulinesco consiste en, ni más ni menos, que apostar por hacer una campaña en contra de los juguetes sexistas, evitando que los chavales jueguen, por ejemplo, con pistolas de mentira, cowboys, indios, o incluso que tengan cuidado a la hora de escoger determinados videojuegos porque también podrían incurrir en cuestiones de discriminación sexista.

Sí señor, las generaciones anteriores, según estos genios burrocráticos, debimos haber salido poco menos que traumatizados porque las niñas jugasen con muñecas y los chicos a ser soldados en el frente de guerra del descampado de nuestro barrio.

El Gobierno canario se gasta los euros en bobadas de esta clase porque cuando no hay un proyecto claro para invertir en materia social, se tira de esta auténtica chorrada. Los juguetes no hacen a una persona tener actitudes machistas o feministas, es un simple artilugio para matar el tiempo, para divertirse, para compartir diversión entre los amigos. Puedo prometer que yo habré jugado con no sé cuántas pistolas y no por ello soy alguien con tintes o tics machistas ni alguien que desprecie a las mujeres. En absoluto.

El problema es que en el Ejecutivo canario, en el departamento de Asuntos Sociales, están metidos estos nuevos psicólogos que ven discriminaciones por todos los lados. Ellos son expertos en aplicar la máxima de ponerse la venda antes que la herida y en cada niño que patea un balón o empuña un arma de plástico ya ven a un potencial maltratador, a alguien que en un futuro dejará a su mujer todo el día en casa y, a ser posible, con la pata quebrada. Eso no es que sea hacer una predicción a lo Rappel, es que directamente es hacer una reinterpretación libre y sesgada de cómo se crea una persona machista.

Lo que debe hacer el Ejecutivo es dotar toda esa cantidad de dinero que se gasta en chorradas varias, en superficialidades inocuas, e invertirlo en lo que verdaderamente importa, en educación, en fomentar valores dentro y fuera del ámbito escolar, pero no hagamos del juego una cuestión de Estado porque el juego es simplemente eso, pura diversión y entretenimiento.

Intentar ver otros fantasmas resulta un ejercicio de funambulismo tal que ríanse ustedes de Pinito del Oro. Además, ya está bien que las autoridades traten de ocupar el lugar de los padres a la hora de educar a los niños. Lo que debe hacer es dotar las aulas de una enseñanza de calidad y dejar de meterse en qué juegan los más pequeños.

Jugando a derrochar el dinero

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