babilonia en guagua

Felices algo

No habrá milagro para las 350.000 personas que quieren y no pueden trabajar en nuestra tierra

gustavo reneses

En estos días grises y gélidos de diciembre, entre eructos con excesivo vapor etílico y burdas exaltaciones de alegría con el prójimo de turno, comienza el periodo oficial navideño que se prolongará hasta el próximo 6 de enero. Como si de un peyotero viaje se tratara, de la noche a la mañana todo el mundo es bueno. Se ha acabado la crisis y las felicitaciones más pesimistas auguran que el próximo año 2015 será el año del pleno algo... O igual de algo plano. Tampoco vamos a cargar con responsabilidades al año que todavía no ha nacido.

El caso es que el espíritu de la Navidad está rondando y eso se nota. Vaya que si se nota. Además no conoce fronteras, tanto los EEUU y Cuba restablecen el colegueo como que desaparecen autos en los Juzgados canarios . Eso sí es celebrar las fiestas por todo lo alto. En el día a día también pasan milagros, como el descenso del barril de petróleo a precios ridículos; mientras que en las gasolineras el combustible se mantiene a precio del champagne que sólo pueden saborear los mismos que sobretasan el oro negro.

En ocasiones, pareciera como si esos pequeños milagros se le escaparan de los dedos a la gente que vive confundida entre las ocurrencias a golpe de titular; sustos varios en forma de navajazos a las débiles economías caseras y con previsiones económicas sacadas de cualquier manual de humor absurdo. No habrá milagro para las 350.000 personas que quieren y no pueden trabajar en nuestra tierra; para los que quieren comer dignamente y no pueden gracias a la cesta de la compra más alta de todo el territorio nacional; a los que quieren ser generosos con sus allegados y no pueden porque Canarias ostenta el dudoso honor de tener los salarios más bajos de todas las comunidades autónomas. En definitiva, no habrá milagro para los olvidados de un sistema que anda más ocupado en proteger los intereses ajenos que a las personas.

La Navidad vendrá con sus buenas intenciones como cada año y con irresistibles ofertas para pagar en cómodos pagos. Se nota que la crisis comienza a ser un elemento vintage y con sólo hablar de ella alegremente se corre el riesgo de ser adjetivado como Abuelo Cebolleta. No hay más que asomarse a la caja tonta, a la pagada por todos los canarios para ver esa dignísima parrilla o a otras parrillas de ultramar igual de edificantes, para ver que el mismo banco que nos prestó alegremente la hipoteca, para luego denegar todo tipo de crédito y ulteriormente recibir dinero público para ser rescatado de una deuda que ellos mismos habían socavado... ¡Vuelven a prestar dinero!

Sin duda estamos ante una nueva única oportunidad para ahogar nuestras penas entre lágrimas de bienaventuranza teledirigidas o ahogarnos en deudas. La duda corrompe... corroe. ¿En qué estaría pensando? Felices algo.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

Felices algo

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación