Desde mi escaño
Rubido da la clave
Otra cosa, claro está, es la demagogia política, y esa sí que se escapa a raudales
LA reflexión más acertada que he podido escuchar en los últimos tiempos sobre las prospecciones petrolíferas en Canarias es la que ha hecho el director de este diario que me permite semanalmente hacerles llegar esta modesta columna. Sí, Bieito Rubido ha dado en el clavo a la hora de apuntar que España debe ser el único país del mundo donde nos podemos disgustar ante el hallazgo de una mina de oro. Sí, debe de ser nuestro carácter, pero en cualquier rincón del planeta se pondrían como unas castañuelas si dieran con un yacimiento de crudo. Pero aquí, en cambio, es motivo de navajeras disputas políticas entre el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, y el ministro de Industria, José Manuel Soria.
Insisto en la idea de que cualquier persona que, por un mero casual, nos visitara por primera vez, se podría llevar perfectamente las manos a la cabeza cuando viese cómo nos tiramos los trastos por un quítame allá unas plataformas petrolíferas. El argumento que esgrimen los caciques de Coalición Canaria es, cuando no la seguridad, el impacto visual o que nos vamos a cargar el turismo y vamos a ser más pobres que un país centroafricano. En fin, argumentos sin ninguna base empírica, pero que valen perfectamente para convencer y embaucar a los cuatro iletrados a los que tanto gusta conservar el nacionalismo de estos lares. No hay mejor aliado para un político mediocre al estilo de Paulino Rivero que tener a un grupúsculo de ciudadanos que no sepan hacer la o con un canuto. Al presidente sólo le preocupa que sepan meter la papeleta de CC en el sobre electoral.
Seguramente, más de uno de estos cafres que, lancha en ristre, se han lanzado contra barcos de Repsol, desconoce el impulso que el petróleo va a darle a Canarias. Un país tan próspero como es Noruega no hace mucho que pasaba verdaderas penurias, y sólo el hallazgo de petróleo en sus aguas profundas cambió diametralmente la vida de un país paupérrimo. Ahora es una de las naciones más prósperas del mundo. También, claro está, porque allí eso de las autonomías y de peleas entre visires regionales pues como que no se lleva.
Si es que hasta el mismísimo exministro José Borrell ha viajado a Canarias para explicarle a los que al menos aún no parecen tan duros de oído que si bien existe riesgo a la hora de acometer estas prospecciones, tampoco hay que magnificar los mismos, y que, además, estos pueden estar perfectamente controlados. Otra cosa, claro está, es la demagogia política, y esa sí que se escapa a raudales y con serio riesgo de contaminar toda la superficie canaria sin que nadie pueda frenar su avance desde El Sauzal.
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