Desde mi escaño
Política del más allá
Además, Paulino tiene la ventaja de ser un muerto viviente como presidente
SI la política en Canarias ya es de por sí bastante surrealista, más propia del realismo mágico de Juan Rulfo, ya sólo nos faltaba que se uniera a la ceremonia de la confusión la consejera de Cultura del Ejecutivo regional, Inés Rojas, una señora que en comisión parlamentaria reconoció estar en contacto con Gregorio Chil para poder solventar el problema que le aqueja al Museo Canario. Nada nos resultaría extraño en esta afirmación si no fuese porque el buen señor lleva nada más y nada menos que la friolera de 113 años en el más allá. Lo dicho, de traca.
En realidad, son tan singulares los políticos canarios que la misma persona que ejerce las competencias de Cultura también tiene las de Vivienda, como si una cosa tuviera que ver con la otra. No sería de extrañar que cualquier día nos salga la señora Rojas a decir que está en contacto con los grandes arquitectos del antiguo Imperio Romano para que le ayuden a resolver los problemas de aluminosis que afectan a los bloques de Las Chumberas. Total, si esta mujer tiene tal capacidad para contactar con los seres que hace tiempo que dejaron la esfera actual, ¿por qué no va a tener capacidad para parlotear, por ejemplo, con los filósofos griegos Sócrates, Platón o Aristóteles? Es más, estoy convencido de que la señora Rojas, antes de cada pleno, se pega unas juergas de padre y muy señor mío con Descartes, Marx, Hume o Kant.
A mí, y a cualquiera de ustedes, les encantaría que en el Gobierno de nuestras Islas hubiese gestores que supiesen dar respuesta a los problemas que aquejan a los ciudadanos, que ante la primera dificultad que exista en su área no se vayan mentalmente al Tíbet y aporten ideas esotéricas que, a modo de poética, quedan genial, pero que no sirven absolutamente para nada. El Museo Canario, por ejemplo, no precisa de los contactos con el más allá de Inés Rojas, sino precisa de una gestión eficaz y decidida para dar con la clave que acabe de una vez por todas con todos los obstáculos que se le han puesto por delante.
Claro que, bien pensado, la capacidad de contacto con el mundo de los muertos que tiene la consejera de Cultura le puede venir al dedillo al presidente Paulino Rivero. Seguro que le está pidiendo que haga un esfuerzo para hablar, por ejemplo, con los percebes que fallecieron cuando se produjo la marea negra del Prestige. Quizá eso le valga al mandatario de El Sauzal para incluir un nuevo argumento en su lucha quijotesca contra Repsol y contra Soria. Además, Paulino tiene la ventaja de ser un muerto viviente como presidente. Y si no, siempre se le puede pedir a Gregorio Chil que eche una mano.