ADREDE
Esquizofrenia institucional
Educación, carretera de La Aldea, comedores disfrazados de talleres... Da igual casi todo
PERMÍTANME que hoy trate lo acontecido últimamente en el seno del Gobierno de Canarias con un poco de humor, porque lo que nos ha hecho sufrir el Ejecutivo canario últimamente bien lo merece.
La Organización Mundial de la Salud indica que en el mundo existen al menos 52 millones de personas diagnosticadas de esquizofrenia, de las cuales 300.000 residen en España. Sin embargo, nada se recoge sobre si se han efectuado estudios que demuestren que esta afección psiquiátrica puede tener también manifestaciones grupales. A tenor de los síntomas que se pueden percibir en el equipo de gobierno del señor Rivero, cualquier observador, incluso sin ser muy versado en temas de medicina, como es mi caso, puede encontrar manifiestas similitudes sintomáticas compatibles con un trastorno esquizoide. Echemos un vistazo y comparemos.
La anhedonia es la pérdida de interés por aquellas cosas que anteriormente interesaban y gustaban al paciente. Una muestra de esta incapacidad la ha dado sobradamente el Gobierno liderado por el señor Rivero al mostrar una radical falta de interés por las prospecciones petrolíferas, cuando, como todos ustedes ya saben, en el año 2011 las llevaba en su programa electoral y las defendía como una fuente de riqueza futura.
Otro de esos síntomas que hacen sospechar que algo no va bien es la apatoabulia, que no es otra cosa que la pérdida o ausencia de iniciativa para comenzar tareas o propósitos y llevarlos a cabo. Grave síntoma este cuando quien lo sufre es un gobierno. La firme promesa y reiterados incumplimientos de la creación de 80.000 puestos de trabajo cada vez que se comienza una legislatura (promesa renovada en 2010 y 2013) podrían ser un buen ejemplo de que ese ímpetu inicial decae patológicamente con la misma facilidad con la que surgió el titular.
Si seguimos añadiendo síntomas corremos el riesgo de que lo que observemos caiga en el campo de lo sindromático, pero, por otra parte, se hace necesaria la observación estricta de este otro síntoma: el aislamiento social producido por la disminución del interés en actividades sociales y que requieran relaciones con el resto de personas. El paciente tiende a la realización de actividades solitarias. Si tenemos en cuenta el porcentaje de los esfuerzos y el empleo de medios económicos públicos utilizados por nuestro Gobierno autonómico, se hace evidente que en Canarias no existe otro problema que no sean las prospecciones. No hay otro tema. Da igual que algunos hospitales se estén desmoronando y que las listas de espera quirúrgicas hayan adquirido el calificativo de atemporales por la imposibilidad de calcular los tiempos de espera. Da igual que sigamos teniendo 265.791 personas en el desempleo. Da igual que... Educación, carretera de La Aldea, comedores disfrazados de talleres... Da igual casi todo. El señor Paulino Rivero y su equipo de gobierno (CC-PSOE) se han quedado solos para atender al «problema principal de Canarias», que, ya metidos en términos médicos, podría definirse como «Soriasis».
Un listado de algunos otros comportamientos que pueden ser señales tempranas de una posible esquizofrenia institucional incluye situaciones como que se oyen o ven cosas que no están ocurriendo, como interpretar que se habla en nombre de una mayoría, cuando realmente no se alcanza un tercio de los apoyos en casi ningún tema, por el solo hecho de haberse sentado en el sillón presidencial, permítanme la incorrección, «de motu proprio». Para resumir, simplemente les citaré algunos síntomas más porque seguramente ustedes sabrán encontrar las similitudes pertinentes: los cambios de personalidad, sólo se escuchan y atienden las voces propias, cambios bipolares de opinión (ahora sí, ahora no), el aumento en el aislamiento de situaciones sociales, respuestas irracionales hacia personas cercanas, comportamiento inapropiado o extraño...
Pero, sin ningún lugar a dudas, la muestra más evidente de que en el Gobierno de Canarias se está rayando en lo esquizofrénico ocurrió en la sede del Parlamento de Canarias cuando la señora Inés Rojas, consejera de Cultura (nada menos), Deportes, Políticas Sociales y Vivienda, aseguró que se estaban manteniendo contactos con el doctor don Gregorio Chil y Naranjo para encontrar una solución a los problemas de cofinanciación por los que está pasando el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria. El doctor Chil fue un insigne médico, historiador y antropólogo nacido en Telde en 1831, pero entre sus muchísimos e incontestables méritos no creo, ni él tampoco lo creería, que se encontrara la facultad de sentarse a discutir con la señora Rojas después de 1901, fecha de su fallecimiento en nuestra capital.