Dos hitos históricos en Gran Canaria

El DRAE define el término “hito”, en su sexta acepción, como “persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto”. Sin duda, Gran Canaria tiene muchos hitos en su haber de distinta naturaleza. Pero si, además, algunos de ellos trascienden este terruño clavado en el Atlántico para tener un carácter universal, convendría resaltarlos y, a ser posible, utilizarlos en beneficio del desarrollo social, cultural y económico de Canarias.

Uno de estos casos es todo lo relacionado con el paso de Cristóbal Colón por la isla de Gran Canaria en su viaje descubridor. Por más que les pese a algunos, más interesados en las cuestiones políticas que en las históricas, el Almirante descubrió América pasando inexcusablemente por aquí. Sin sombra de duda, eso es un hito universal, que a pesar de ser de sobra conocido y reconocido, sin embargo no tiene su correspondencia en la explotación del evento como recurso turístico de importancia. La Casa de Colón es la gran excepción, pues tiene sus puertas abiertas y acumula muchos centenares de miles de visitas desde que Néstor Álamo la puso en marcha por encargo de Matías Vega Guerra, por entonces presidente del otrora influyente Cabildo Insular.

Una nueva oportunidad se presenta a las autoridades y operadores turísticos en Gran Canaria con la inminente inauguración de la nueva ubicación de la réplica de la carabela colombina “La Niña III”. A mi entender, no debiera reducirse a ser sólo otro monumento o escultura que adorne una plaza de Las Palmas de Gran Canaria, justo a la entrada a la ciudad por el Muelle Santa Catalina.

La oportunidad de ubicar en su entorno un centro de interpretación y un museo del mar, son dos inexplicables asignaturas pendientes para una capital que dice mirar al mar y tener en él gran parte de su desarrollo económico. Se trataría de unas actividades que ocupen los 365 días del año, uno más en el bisiesto, como recurso turístico de interés universal. Mucho me he quejado ya de esta clamorosa deficiencia y por ahora no insistiré ni sufriré más allá de lo justo y necesario.

Otro hito de importancia mundial, también incomprensiblemente sin explotar adecuadamente, tiene relación con otros viajes descubridores. En este caso al espacio y a La Luna, con los proyectos Mercury, Gemini y las misiones Apollo. La estación de la NASA en Maspalomas, construida en 1960 sobre un solar de más de 500 m2 propiedad de la familia Del Castillo y luego trasladada a finales de 1968 a una nueva localización distante 4 kilómetros de la primera, jugó en esta aventura científica de la conquista del espacio una importancia capital.

Aún recuerdo emocionado, allá por los años sesenta y pocos, cuando se instaló en el Parque de San Telmo una réplica de la cápsula espacial en la que el astronauta americano John Glenn hizo aquel primer vuelo orbital dando dos vueltas a la Tierra, intentando recuperar el tiempo perdido tras los éxitos iniciales de la URSS con la perrita Laika en la nave Sputnik y con Yuri Gagarin en la Vostok. Esa réplica era visitable y el público podía intuir lo que se podría sentir encerrado en aquella lata de sardinas.

Esta antigua estación podría ser el germen de una especie de parque temático dedicado a la astronáutica y a la ciencia espacial. De un lado, turistas y visitantes en general, podrían ver los aparatos que se usaban en los inicios para el seguimiento, control y telemando de las misiones. De otro lado, no menos importante, desarrollar una labor didáctica con explicaciones sobre materiales, tecnología, cálculo de órbitas, investigaciones desarrolladas en las estaciones espaciales, etc.

Sería un complemento o un anexo del Museo Elder de las Ciencias y la Tecnología, pero instalado en plena zona turística de Maspalomas. Las oportunidades llegan como un tren por delante de nosotros, deteniéndose en la estación sólo el tiempo imprescindible, ¿dejaremos que una vez más pase de largo sin intentar aprovechar las oportunidades que ofrece a Gran Canaria?