babilonia en guagua

La insoportable levedad del análisis

Mientras muchos dormitan en la gloria de tiempos lejanos, las matrículas de los estudiantes universitarios laguneros sirven para mantener una estructura elefantiásica

gustavo reneses

En estos días de finales de noviembre nos situamos a escasas jornadas de comenzar la orgiástica panzada habitual de estas fechas con la excusa del reencuentro, la camaradería en fase de exaltación alcohólica y la nostalgia en forma de eructo de turrón y peladillas.

Ante ese drama inexcusable -e inevitable- no reparamos en hacer gala de un melodramatismo extremo. Tampoco lo hacemos en otras cuestiones; a saber, esta semana se dio a conocer un análisis con las cifras de alumnado de la ULL, otrora Universidad de La Laguna.

La cosecha de almas estudiantiles no se recordará como excelente, ni siquiera como buena. Más bien modesta. La caída en picado de matriculados por quinto año consecutivo, deja en aire varios interrogantes que sin negar la mayor, se ajusta a la tendencia nacional derivada de los estragos de la crisis. Por cierto, crisis que dicen que ya no existe. Dicen, digo.

El gabinete de análisis de la cosa parece que ha levantado la cabeza y se ha fijado en que la ULPGC y sus 22.000 alumnos mantiene la línea de matrículados de hace varios cursos. Las alarmas obviamente se han encendido. No es lo mismo compararse con la Universidad de Wisconsin que con la universidad vecina. El complejo asoma y hay que maquillarlo.

Ante la amenaza de disiparse la prevalencia nivariense, no han faltado voces que achacan el mayor número de matriculados en el Campus de Tafira a que “el número de jóvenes que acaban Bachillerato es mayor en la provincia oriental”. Afirmación que se une a otras del tipo “el fuego arde ergo quema” o “el agua moja”; y que no dejan sino entrever la falta de previsión de la autoridad competente durante los últimos lustros.

Al escenario geodemográfico hay que añadir otra serie de elementos menos justificativos y más sonrojantes, y es que mientras la ULL se anclaba en un modelo que durante décadas le dio de comer a muchos vía matrículas, comedores, residencias y movida nocturna; la ULPGC se adaptó a los tiempos modernos con titulaciones novedosas y con una oferta académica adaptada a los profesionales. A la tradicional educación presencial, se le unió la de tipo virtual y/o mixto. Y en Tenerife mixto sólo era el sandwich.

Mientras muchos dormitan en la gloria de tiempos lejanos, las matrículas de los estudiantes universitarios laguneros sirven para mantener una estructura elefantiásica sustentada en nóminas cebadas a golpe de trienios, quinquenios y otros pluses. Todavía algunos investigadores mantienen el eco universitario con algunos trabajos reconocidos internacionalmente. Sin embargo la base, el estudiantado, sobrevive en unas instalaciones bastante ajustadas en equipamiento. En muchas ocasiones con prácticas realizadas con rudimentos técnicos dignos de museos, laboratorios con más carga simbólica que real y con una formación que no sigue vinculada con la demanda real del mercado laboral. No se preocupe porque que para eso (también) habrá justificación.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

La insoportable levedad del análisis

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