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La hora de los interventores

Los viajes entre islas de los parlamentarios canarios se deben notificar previamente a la Mesa de la Cámara y posteriormente a la Intervención, los gastos que hayan generado

arturo trujillo

Me dice un amigo, funcionario del Estado, que si a los informes de los interventores generales de las administraciones públicas se les hiciese más caso y, sobre todo, se les aceptase la condición de vinculantes para cualquier actuación política, otro gallo nos cantaría en lo de la corrupción.

Y tiene mucha razón. ¿Para qué fue creado el cuerpo de interventores? En los años de la Transición, el papel de estos altos funcionarios fue clave en el control de los dineros públicos. Fueron años en los que era imposible que se pudiese producir un caso como el de los viajes a Tenerife del presidente de Extremadura, José Antonio Monago. Porque la labor fiscalizadora de los interventores hubiese evitado cualquier tipo de ilegalidad, no solo en las cámaras legislativas nacionales, sino en las autonómicas, incluido, claro está, el Parlamento de Canarias. Y aunque el asunto Monago pudiera haber quedado resuelto con esas comparecencias públicas en diferentes platós de televisión, no deberíamos permitir que la lluvia nos impida ver el bosque, puesto que el problema sigue estando en el descontrol que existe en este tipo de gastos.

El presidente del Congreso, Jesús Posada, tuvo la desafortunada ocurrencia de decir que se solucionaba “aguantando su vela” cada grupo parlamentario”. O sea, ejerciendo ellos mismos el control de los viajes de sus diputados y senadores. O para entendernos mejor, poniendo al zorro al cuidado de las gallinas.. No se puede dejar que sean solamente los grupos, apelando a sus responsabilidades, los que controlen y den a conocer cada tres meses la cantidad global que cada grupo gasta en viajes, como pretenden desde el Congreso y Senado. Eso no es coger el toro por los cuernos. Porque lo importante, además de aumentar el nivel de exigencia ética de los políticos, es que los gastos que generan individualmente sean controlados por la Intervención de cada Cámara. Por eso estoy de acuerdo con mi amigo en que es necesario un mayor respeto a las decisiones de los interventores, que son los que tienen que aplicar férreos controles sobre los gastos.

En Canarias, nuestros diputados regionales solo pueden utilizar sus talonarios de viajes cuando se trata de desplazamientos entre islas. Estoy seguro que Antonio Castro, que lleva en esto de la política los mismos años que tiene nuestra democracia y que conoce bien el trabajo que realizan los Interventores, exigirá que esos traslados se notifiquen previamente a la Mesa de la cámara y, con posterioridad, a la Intervención para que ejerza la fiscalización y el control del gasto producido. Porque sabe que la transparencia en cuestiones de dineros públicos es una exigencia de la democracia y del Estado de Derecho. Por tanto, es la hora de los interventores. Son los únicos que pueden ayudarnos a evitar que se sigan produciendo malversaciones de fondos públicos.

La hora de los interventores

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