DESDE MI ESCAÑO

República platanera

En Canarias da igual quién robe, siempre y cuando sea de los puramente autóctonos. Vamos, como en Cataluña

JUAN VELARDE

¡Toma candidato de Coalición Canaria para la Presidencia del Gobierno de Canarias! El juez César Romero Pamparacuatro (y para unos cuantos más) ha imputado al actual alcalde de La Laguna y sucesor de Paulino Rivero, Fernando Clavijo, por cuatro delitos, entre ellos la concesión de una licencia para un bar en La Cuesta, negocietes en la zona de El Cuadrilátero, historias turbias con la rehabilitación de viviendas en Las Chumberas e irregularidades con un contrato de las basuras con Urbaser.

Eso se llama una tarjeta de presentación para un político que aspira a lo máximo en Canarias, ser su presidente. Es que ni el propio Paulino ha querido mojarse a favor de quien le sucede en esa cabeza de cartel, lógico por otra parte por la forma en la que se produjo ese relevo.

Coalición Canaria, que siempre se pronunciaba como un partido que quería diferenciarse del PP y del PSOE, ya tiene una mácula más en su historial, ya tiene una marca más con la que cuesta diferenciarle de mapa actual de la corrupción.

Se une al club de las formaciones que no sólo están metidas de llenas en el fango de los escándalos políticos, sino que además mantienen en sus filas a estos personajes que son capaces de justificar lo injustificable para no dar su brazo a torcer y dimitir, que es lo que debería haber hecho el señor Clavijo.

Pero no, ni presenta su dimisión ni tampoco tiene trazas de que vaya a dejar de ser el candidato de los nacionalistas de cara a las elecciones autonómicas de mayo de 2015.

Lo cierto es que CC, al igual que está pasando con los convergentes catalanes, empieza a expedir un tufo a corrupción bastante evidente, con problemas en varios frentes, no sólo el de Clavijo, sino también el exalcalde de Santa Cruz de Tenerife y aún senador durmiente, Miguel Zerolo, sobre el que recaen demasiadas sospechas de prácticas políticas muy poco edificantes como la privatización de Emmasa, el caso García Cabrera, Fórum Filatélico, el pelotazo urbanístico de Las Teresitas, etcétera, etcétera.

Lo que sucede es que en este caso concreto la corrupción señala directamente a quiene aspira a ser el presidente de todos los canarios y eso, sinceramente, en cualquier país que se precie, no pasaría ni a tiro la prueba del algodón de la limpieza.

Pero aquí, en nuestra España, en este estado de las autonomías, reclamar un mínimo de transparencia o de honradez es poco menos que solicitar unas elecciones democráticas en Haití. En ese sentido, las Islas se han convertido en una especie de República bananera o platanera donde da igual quién robe, siempre y cuando sea de los puramente autóctonos. Vamos, como en Cataluña, donde si te apellidas Pujol, puedes robar con total impunidad. ¡Qué gente!

República platanera

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