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Corrupción: acción y efecto de corromper
Mediáticamente, lo que sí que ha dado el resultado apetecido por el señor Rivero, es la campaña anti-prospecciones que durante más de dos años
Dicen los entendidos en estos temas de definir la conducta humana que “la corrupción es la práctica que consiste en hacer abuso de poder de funciones o de medios para sacar un provecho económico o de otra índole", y matizan, que se entiende como corrupción política al "mal uso del poder público para obtener una ventaja”.
Como todo árbol que se precie de sólido, la corrupción no sólo tiene un tronco robusto que entierra sus raíces en lo más profundo de la naturaleza humana sino que llena el espacio a su alrededor con muchas ramas pobladas de miles de hojas también de naturaleza corrupta. Una de estas hojas es un tipo especial de corrupción hasta ahora hábilmente disimulada por los casos, definámoslos como más propios de la robustez del tronco.
Estoy hablando de la falta de ética. Si, aquella rama de la filosofía que, por lo menos cuando los de mi generación íbamos al instituto se ocupaba del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. En estos días en los que por primera vez en la historia de la democracia un gobierno se atreve a abrir las alcantarillas, muchas ratas salen a tropel con cara de “yo no he sido” después de haber estado escondidas durante años protegiéndose unas a otras royendo aforamientos.
El aire se va impregnando de un asqueroso hedor a su alrededor que parece impregnarlo todo cuando sin embargo, es una peste que les pertenece en exclusiva a cada una de ellas. En aquellos días de bachiller la falta de ética se definía como la conducta negativa de algunos servidores públicos cuando además tal conducta fuera ejercida en contra de los propósitos y los objetivos de las instituciones al servicio de los ciudadanos.
Tal situación se hace observable cuando aquellos representantes de lo público no conducen sus actos con honestidad, responsabilidad, profesionalidad y espíritu de servicio. Desgraciadamente, esta falta de ética, así como la casi total ausencia de otros muchos valores se han ido instalando poco a poco como actitudes normales en esta sociedad cada vez más enferma.
En nuestra comunidad autónoma también tenemos sólidos árboles de gruesos troncos y amplias ramas muestras todas ellas de esa falta de ética que acabamos de recordar. Juzguen ustedes mismos si se corresponden o no con algunas de esas hojas. Mientras el ejecutivo canario apoya y consiente la reconducción de dinero público para conceder subvenciones de forma directa por los órganos que dependen directamente de Paulino Rivero en el primer y segundo trimestres de 2014, entre las que se contempla una ayuda a la Radio Televisión Canaria que asciende a 1.160.000 sobre los 34 millones de euros que ya tenía presupuestados, además y grosso modo, el Gobierno de Canarias mantiene una inútil y carísima Policía Autonómica, crea empresas públicas con duplicidad de funciones y un larguísimo etcétera de formas abusivas de desperdiciar ingentes cantidades de nuestro dinero en mantener una idea nacionalista/independentista libre, eso si, de cualquier sospecha de mala gestión porque la culpa de todo siempre la tiene otro… pongamos que hablo de Madrid.
Mientras estas y otras muchas brotes se van transformando en hojas, como decía, más de un 30 % de las familias canarias viven por debajo del nivel de la pobreza. 138.586 mujeres siguen en el paro a las que acompañan la nada despreciable cantidad de 127.205 hombres para aportar a las listas de desempleo estatal un total de 265.791 desempleados de una población activa compuesta por 1.086.160 personas según los datos del propio Instituto Canario de Estadística del mes de octubre de este año.
No parecen pues muy efectivos los esfuerzos, si puede llamárseles así, que el Gobierno de Canarias está haciendo para gestionar estas áreas de capital importancia para la población. Otro año más, y ya van seis, Canarias se sitúa como una de las cuatro comunidades autónomas con peores servicios sanitarios, según los datos extraídos del Informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública que para medirlos tiene en cuenta parámetros como las listas de espera, el gasto per cápita, el número de camas y profesionales, el gasto farmacéutico o la valoración de los ciudadanos.
Sin embargo, mediáticamente lo que sí que ha dado el resultado apetecido por el señor Rivero, es la campaña anti-prospecciones que durante más de dos años y por primera vez en la historia de la democracia en Canarias y en España, haya realizado un presidente autonómico utilizando dinero público recaudado por la vía impositiva, nada menos que ¡para crear miedos! Esto último, como poco reprochable en si mismo se agrava más si cabe porque la única motivación con la que se lleva a cabo es la de preservar la postura personal y partidista del señor Rivero por encima de cualquier otro posicionamiento razonado sobre el tema de las prospecciones que, a tenor de los resultados que se obtengan, podría significar una mejoría en la economía de Canarias, tal y como el mismo señor Rivero manifestaba en su programa electoral de 2011 y que ahora masculla en voz baja en o en privado.
Puede que todas estas actuaciones, faltas evidentes de cualquier tipo de ética, de profesionalidad, de buena gestión y de espíritu de servicio, no se estén tratando en su justa medida, es decir, con la Justicia con la que deberían ser tratadas. Por otro lado, los ramales canarios del caso Enredadera, los sumarios por corrupción urbanística que afectan a Julio Bonis por el caso de Las Teresitas que también alcanzan al actual senador Miguel Zerolo, otrora alcalde de la capital tinerfeña, e incluso hasta la “inocente” intención de algún presidente de cabildo para que cesaran al actual delegado para Canarias de este diario, ¿podrían ser muestras de las hojas de ese árbol de tronco robusto y raíces profundas?
De lo que no tengo la menor duda es de que, tanto a nivel nacional como autonómico, se trata de un sólo árbol cuya repercusión mediática, eso sí, es enorme. Pero gracias al cielo, uno solo árbol no es todo el bosque.