panorama

Rivero y la Armada

Paulino Rivero debería morigerar sus ímpetus a la hora de defender causas indefendibles y dejar a la Armada Española que proteja los intereses nacionales

arturo trujillo

Si a Dinio, aquel joven cubano que conquistó a Marujita Díaz con su acento caribeño, era la noche quien le confundía. A mí quien realmente me tiene confundido es nuestro presidente, Paulino Rivero. Porque no sé si es consciente de lo que dice o si son exabruptos incontrolados que se le escapan como consecuencia del nerviosismo que le produce comprobar su ya insignificante credibilidad y peso político.

Lo cierto es que se ha descolgado con unas declaraciones que han causado estupor entre quienes pensamos y actuamos con sentido de Estado y no con el populismo y la demagogia que le confiere el nacionalismo mendigante en el que se encuentra inmerso. Ha preguntado Rivero que cómo es posible que la Armada Española haya salido en defensa de un buque perteneciente a la empresa privada, Repsol. Empresa española que tiene autorización del Gobierno de España para sondear en el subsuelo marino, a 60 kilómetros de Fuerteventura, y comprobar si existen o no hidrocarburos y si éstos tienen la cantidad y calidad suficientes para ser extraídos

No sé, la verdad, si nuestro presidente Rivero hizo la mili y llegó a enterarse de cuál es la misión de las Fuerzas Armadas, más allá de su participación en cualquier conflicto bélico en el que España deba intervenir. Pero si sé que la Armada Española, como los ejércitos de tierra y aire que, por cierto, gozan de gran prestigio social e internacional, está para defender o proteger los intereses nacionales. Sean públicos o privados. Y hay infinidad de ejemplos.

Nuestra Armada protege y defiende en estos momentos los barcos pesqueros españoles (todos son privados), que faenan en aguas cercanas a Gibraltar y frente a la piratería somalí. Y nadie ha levantado la voz para mostrar su contrariedad al respecto. Y si, como es el caso, a 60 kilómetros de nuestras costas se ha producido un incidente entre Greenpeace y una patrullera de la Armada, que ni es el primero, ni por supuesto será el último, lo primero que habría que preguntarse es si las embarcaciones ecologistas estaban o no en situación legal.

Sea como fuere, si a la hora de tener que prestar auxilio o defensa a alguien, sobre algo, comenzamos haciendo distinciones entre lo público y lo privado, podremos encontrarnos con infinidad de situaciones que serían muy difíciles de explicar, como por ejemplo, las actuaciones que la Guardia Civil realiza en el mar. En fin, que ya que nuestro máximo representante del Estado en Canarias, Paulino Rivero, está recogiendo sus enseres particulares de los “bunkers” presidenciales, debería ser más cauto y morigerar algo más sus ímpetus a la hora de defender causas indefendibles y dejar que la Armada Española haga su trabajo en defensa de los intereses nacionales, que son los de todos los españoles. ¡Chapó para la Armada Española!

Rivero y la Armada

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